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Qué beneficios tiene cruzar las piernas y por qué puede dañar la espalda

Cruzar las piernas es una postura habitual y cómoda, pero mantenerla por largos períodos puede generar problemas en la columna, especialmente en personas con patologías previas.

POR REDACCIÓN

Hace 2 horas
Quienes tienen espondilolistesis deberían evitar la postura. (Foto ilustrativa)

Cruzar las piernas es una forma común de sentarse en actividades cotidianas: desde un picnic hasta una reunión al aire libre. Aunque suele resultar una postura relajada y natural, no está exenta de riesgos, particularmente para quienes tienen problemas en la columna. Según el ortopedista alemán Martin Rinio, esta posición “puede ser beneficiosa si se realiza ocasionalmente, ya que estira músculos y ligamentos de la cadera”, aunque advierte que no debe mantenerse por períodos prolongados.

Entre los efectos positivos, el especialista señala que la rotación externa de la cadera permite estirar ligamentos, movilizar la cápsula articular y mantener la salud del cartílago. Además, los músculos de las caderas y los muslos se flexibilizan, lo que mejora la movilidad. Por eso, utilizarla de manera intermitente y sin forzar puede ser una forma saludable de mantener elasticidad.

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Sin embargo, los riesgos aparecen cuando esta postura se sostiene durante demasiado tiempo. La mayoría de las personas, afirma Rinio, tiende a dejar caer los hombros hacia adelante, lo que provoca una sobrecarga en la columna vertebral. Para quienes tienen dolencias previas, el impacto puede ser mayor. En casos de espondilolistesis, donde una vértebra se desplaza de su posición habitual, cruzar las piernas puede incrementar el dolor, el adormecimiento o el hormigueo. “Si hay dolor o molestia, lo recomendable es cambiar de postura inmediatamente”, subraya.

En materia de prevención, el especialista recomienda cambiar de postura cada 10 o 15 minutos, mantener la columna erguida, alternar el peso entre un glúteo y otro y corregir cualquier encorvamiento. La clave, asegura, es variar y evitar la permanencia prolongada en una misma posición.

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Respecto a la conocida postura del loto, utilizada en yoga y meditación, Rinio aclara que puede resultar más estable para la espalda porque la pelvis se inclina hacia adelante y favorece una columna más recta. Pero advierte que exige mayor flexibilidad, puede sobrecargar las rodillas y no se recomienda para personas con lesiones de meniscos.

Para quienes buscan preparar el cuerpo antes de sentarse en estas posiciones, fisioterapeutas sugieren la postura de la mariposa: unir las plantas de los pies, acercarlas a los glúteos y permitir que las rodillas caigan hacia los costados, acompañando con movimientos suaves. Este ejercicio ayuda a abrir la cadera y a acondicionar tejidos y articulaciones.

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Sentarse bien no implica evitar completamente ciertas posiciones, concluyen los especialistas, sino aprender a alternarlas y conocer los límites del propio cuerpo para evitar dolores y proteger la columna.

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