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San Luis: de “una 4×4” a “un fitito”, el análisis sobre la caída financiera
El economista Daniel Rosales explicó cómo San Luis pasó de una situación fiscal sólida en 2015 a una administración con déficit, sin reservas y con baja inversión en obra pública. Señaló decisiones clave que provocaron el deterioro.
POR REDACCIÓN
El economista y magíster en Finanzas Daniel Rosales analizó la evolución de la situación económica de la provincia de San Luis entre 2015 y 2023, y trazó un fuerte contraste entre el estado fiscal en el que Claudio Poggi dejó la administración en su primer mandato y el escenario que encontró al asumir nuevamente en diciembre del año pasado.
Según Rosales, en 2015 San Luis presentaba una situación fiscal sólida: no registraba déficit, contaba con reservas disponibles y un juicio ganado a la Nación que representaba ingresos millonarios a futuro. “Eso era una 4×4, una situación casi perfecta”, afirmó el especialista en su columna emitida por el noticiero de San Luis +.
El juicio mencionado, que fue cobrado posteriormente en forma de bonos, representó en su momento un ingreso cercano a los 20.000 millones de pesos, equivalente —según Rosales— a la construcción de unas 10.000 viviendas sociales. Sin embargo, lamentó que dichos bonos fueran liquidados en un contexto desfavorable para su cotización, lo que redujo su impacto potencial.
La metáfora utilizada por el actual gobernador Claudio Poggi durante la Asamblea Legislativa —“dejé una 4×4 y recibí un Fiat 600 destartalado”— fue retomada por Rosales para explicar el deterioro fiscal que, según su análisis, se profundizó durante la gestión de Alberto Rodríguez Saá (2015-2023).
“Durante ese período se observó un desorden financiero marcado por la falta de liquidez, decisiones cuestionables como la venta de bonos en momentos poco convenientes, y un uso de las reservas para cubrir el creciente gasto corriente”, detalló el economista.
Entre los puntos críticos que Rosales identificó en la gestión anterior figuran el aumento del gasto en funcionamiento del Estado en un 46% en términos reales, una fuerte caída del gasto de capital —es decir, inversión en infraestructura— y la desaparición de las reservas provinciales.
“El equilibrio entre el gasto corriente y el de capital es fundamental. Antes había muchas obras, pero luego se cambió hacia un modelo que las dejó de lado. Esto se nota, por ejemplo, en la paralización de la construcción de viviendas”, agregó.
El diagnóstico del especialista concluye con una advertencia: la falta de un manejo ordenado de las cuentas públicas no solo compromete la capacidad de inversión, sino que también debilita la respuesta estatal ante las demandas sociales.
Fuente: El Chorillero