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Con harina, espuma y artistas en vivo, en Pedernal vivieron una tradición riojana: la chaya
POR REDACCIÓN
Una tradición de una provincia cuyana se vivió este lunes de carnaval en San Juan. Se trata de la chaya con harina, agua y hasta espuma, lo cual ocurrió en Pedernal, en Sarmiento, debido a un evento que se realizó en un comedor de campo.
La actividad se hizo en el Rancho del Tata Lito. Hasta ahí llegaron decenas de personas desde distintos departamentos de la provincia con dos objetivos: divertirse y vivir una tradición riojana, la chaya con harina.
Los asistentes pagaron una entrada de $750 y con ese monto pudieron disfrutar de artistas en vivo. Además, les dieron una bolsa de harina, un vaso con cerveza que pudieron llevarse a su hogar y bandanas de colores.
Fue la primera vez que acá se hizo una actividad como esta y todo indica que superó las expectativas de los organizadores ya que unos dos días antes estaban todos los lugares reservados.
Así fue que los sanjuaninos vivieron el carnaval de una forma distinta, se lanzaron harina, agua, espuma, bailaron al ritmo de la música y de artistas en vivo y hasta se sorprendieron por el popular ritual de la quema del pujllay que se hizo.
Niños, jóvenes y adultos fueron parte de este evento que se realizó de 13 a 19. No importó que fuera en el horario que comprende la siesta, sagrada para muchos, debido a que en esta ocasión la dejaron de lado para ser parte de este ac
La leyenda de la chaya
Cuenta la leyenda que Chaya era una muy bella jovencita india, que se enamoró perdidamente del Pujllay, joven alegre, pícaro y mujeriego que ignoró los requerimientos amorosos de la indiecita. Fue así como ella, al no ser debidamente correspondida, se internó en el monte a llorar sus penas y desventuras amorosas, desapareciendo en él para siempre. Desde entonces, suele retornar anualmente, hacia mediados del verano en forma de rocío o fina lluvia. En tanto Pujllay, sabiéndose culpable de la desaparición de la joven india, sintió remordimiento y procedió a buscarla por todo el monte infructuosamente. Tiempo después, enterado el joven del regreso de la joven a la tribu, volvió también al lugar para continuar la búsqueda. Pero fue inútil. Allí, la gente que festejaba la anhelada cosecha, y lo recibía con muecas de alegría; él, por su parte, prosiguió la búsqueda y la indagación con profunda desesperación y resultados siempre negativos. Por ello, derrotado, terminó ahogando en chicha su soledad y su pasada fama de Don Juan. Hasta que estuvo ebrio, cayó en un fogón y murió quemado. Desde ese entonces, "Chaya" viene en febrero año a año a apagar el fuego de "Pujllay"; y cada año aparece el Pujllay y muere al terminar el festejo, y se lo entierra hasta el año que viene.