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Provinciales > Historias de pandemia

El coronavirus dejó en silencio una clásica esquina sanjuanina tras la muerte de un vecino icónico

Oscar ‘Payo’ Esquivel tenía una popular verdulería en donde recibía a decenas de clientes. Fue uno de los exponentes del carnaval de Chimbas. Sus hijos buscan continuar con su legado.

01 de septiembre de 2021

La esquina de Mendoza y Mary O ‘Graham, en el límite de los departamentos Capital y Chimbas, ya no es la misma que hace diez días. El silencio abunda en las calles, pese al constante ruido de autos que circulan por el lugar. Sin embargo, en la verdulería en la que diariamente concurrían decenas de transeúntes y vecinos, ahora reina la desolación. Los cajones amontonados y los carteles guardados ilustran el dolor de una familia que, como tantas otras en San Juan, vivieron el coletazo más duro de la pandemia de coronavirus. Esta vez la enfermedad se llevó la vida de Oscar Esquivel, un sanjuanino de 44 años ícono en ese vecindario.

El hombre era muy querido en ese sector porque siempre lo veían trabajando. Esa cualidad fue destacada por su hija Ludmila Esquivel en diálogo con DIARIO HUARPE. Apesadumbrada por el repentino deceso de su papá, la joven de 18 años confesó que desde el domingo, en donde le avisaron que su papá falleció, está sanando su corazón para poder continuar con el legado que el ‘Payo’, como algunos le decían, le dejó.

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Los cajones están amontonados. El dolor se apoderó de esa esquina tradicional. Foto: Mariano Martín / DIARIO HUARPE.

Sí, eran algunos, porque otros utilizaban distintos apodos para él. Su tono de piel y el color de su cabello fueron clave para que lo tildaran como “Gringo” o “El hombre de las rastas”. Hace más de seis años que cargaba con esas trenzas de casi medio metro de largo. Su hija sostiene que no formaban parte de ninguna tradición, sino que simplemente le gustaba y quería verse jovial.

Sin embargo, muchos otros lo llamaban Facundo, como reza el eslogan de su verdulería, pero este es el nombre de su hijo, de 21 años, a quien le dedicó su emprendimiento económico. Aunque esto era típico de algún cliente que ya, por costumbre, lo tildaban de esa manera.

La enfermedad

El coronavirus golpeó la puerta de la verdulería. El sábado 21 de agosto Oscar comenzó a sentirse mal. Sus hijos lo llevaron hasta el centro Báez Laspiur, a escasas cuadra de su casa. Allí lo hisoparon y determinaron que era positivo de coronavirus. Los médicos notaron que le faltaba el aire por eso lo derivaron a la Urgencia del Hospital Marcial Quiroga. Ahí no duró mucho tiempo y durante la madrugada fue trasladado al Rawson.

El martes 24 ingresó al sector crítico de Covid en donde lo entubaron. Los hijos perdieron el contacto completamente con su papá. Aunque prepararon una mochila con sus pertenencias y documentación para que tuviera durante su estadía. Ludmila contó que la misma desapareció por lo que radicaron una denuncia en contra de ambos hospitales y del 107. Eso fue un escollo cuando tuvieron que redactar el acta de defunción debido a que no tenían su DNI en mano.

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“Mi papá entró bien, y esto nos cayó muy mal. Él era todo para nosotros”, dijo.

Los partes sanitarios diarios también estuvieron ausentes. El sábado, un día antes de morir, les iban a informar su estado sanitario, pero no les llamaron. El domingo un patrullero llegó hasta su casa y les comunicó el desenlace. La sorpresa y la incertidumbre fue tal que, a pocos días de su fallecimiento, todavía la familia no cayó en la realidad de lo que provoca su ausencia.

La verdulería cerrada es la postal que entristece a los clientes de la zona. Foto: DIARIO HUARPE.

Contagio

La familia no sabe a dónde se contagió Oscar. Aducen que puede haber sido algún descuido en la verdulería, aunque no descartan uno de los tantos viajes que realizaba a Mendoza para traer frutas y verduras. En la casa a todos les dio negativo el hisopado. Ludmila confesó que su papá no estaba vacunado contra la enfermedad.

El corso, su pasión

Oscar era embelequero. Le gustaba participar de los corsos que se organizaban en Chimbas. En la última edición formó parte de varias agrupaciones, pero la de Unidos Dos Sambas se dio el lujo de tenerlo como parte de la batucada.

Más allá de confeccionarse los trajes para salir a la pista, su otro hobby era criar caballos. Esta también era una postal típica que se daba a escasos metros del canal Benavidez hacia el norte antes del ingreso a Chimbas.

El hombre era muy querido por el vecindario. Foto: gentileza.

Seguir como se puede

Ludmila dijo que ahora tendrán que continuar, aunque no saben cómo lo harán. “Es todo muy reciente, mi papá fue lo mejor, un gran padre”. Piensan seguir con la verdulería que es la única fuente de ingreso que tienen. “No me quedó nada pendiente por decirle, él sabía lo que lo amábamos”, concluyó.

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