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Eco Huarpe > Alerta socioambiental

Estado de emergencia por derrame de petróleo en Ecuador

El país mantiene la alerta por 60 días debido al derrame de petróleo en la provincia de Esmeraldas, que ha afectado ecosistemas, salud pública y causado el cierre de playas. Las autoridades nacionales intensifican esfuerzos para mitigar los impactos.

19 de marzo de 2025
La situación en Esmeraldas pone de manifiesto la importancia de adoptar prácticas más seguras en la industria del petróleo.

Ecuador ha declarado el estado de emergencia por el derrame de crudo en la provincia de Esmeraldas, ubicada en la costa noroccidental del país, en la zona fronteriza con Colombia.

La emergencia, que podría durar hasta 60 días, responde a los daños causados por el derrame de petróleo que se produjo el 13 de marzo de 2025, y que ha tenido un impacto ambiental grave, afectando tanto ecosistemas naturales como comunidades cercanas.

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Causas del derrame y medidas adoptadas

El derrame se originó debido a un deslizamiento de tierra que dañó el Sistema Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), una de las infraestructuras más importantes de Ecuador, que transporta hasta 360.000 barriles de petróleo por día.

Según el Ministerio de Energía y Minas, el deslizamiento rompió la tubería, lo que permitió que grandes cantidades de crudo se vertieran en el medio ambiente.

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Aunque el volumen exacto del derrame aún no ha sido determinado, el impacto ha sido significativo.

El Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COE-N) declaró la emergencia y el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) ordenó el cierre temporal de tres playas en la región: Las Palmas, Camarones y Las Piedras, para proteger la salud de los ciudadanos. Además, el ministerio solicitó medidas inmediatas de contención, limpieza y remediación para mitigar los daños ambientales y restaurar el equilibrio ecológico de la zona.

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Impacto en la salud y comunidades afectadas

El derrame de crudo ha tenido efectos devastadores en la salud pública. El petróleo ha contaminado el río Esmeraldas y otras fuentes de agua, como el río Caple, afectando a diversas comunidades cercanas, como El Roto, Chucaple, Cube y El Vergel.

Según el Municipio de Quinindé, cerca de 4.500 familias han sido impactadas por la contaminación, que ha afectado unos 32 kilómetros de cuerpos de agua.

Las brigadas médicas locales han atendido a más de 600 personas, de las cuales el 75% presenta problemas respiratorios causados por los gases emitidos por el crudo. También se han reportado numerosos casos de laceraciones en la piel, infecciones y problemas estomacales. Las autoridades sanitarias han señalado que la situación es crítica y requieren de intervención urgente para evitar mayores complicaciones de salud.

Respuestas gubernamentales y medidas a futuro

Ante la magnitud de la crisis, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha anunciado la creación de un fondo especial gestionado por Petroecuador. Este fondo tiene como objetivo realizar las tareas de remediación ambiental necesarias y proporcionar reparaciones a las familias afectadas por el desastre.

Además, el gobierno ecuatoriano ha intensificado los esfuerzos para distribuir agua potable a la población afectada. Hasta el momento, se han entregado 616.000 galones de agua para aliviar la situación de los habitantes de la zona.

El derrame también resalta las vulnerabilidades del Sistema Oleoducto Transecuatoriano, que atraviesa varias regiones del país y transporta gran parte del crudo producido en Ecuador.

La compañía Petroecuador ha sido la encargada de las operaciones en la zona, pero se encuentra bajo presión para implementar medidas más efectivas que aseguren la protección de los ecosistemas y la salud humana en el futuro.

Un llamado a la acción global

La situación en Esmeraldas pone de manifiesto la importancia de adoptar prácticas más seguras en la industria del petróleo, especialmente en áreas ecológicamente sensibles como la costa noroccidental de Ecuador.

La comunidad internacional, en conjunto con las autoridades ecuatorianas, debe reforzar los esfuerzos para prevenir futuros desastres y garantizar la restauración efectiva de las áreas afectadas.

Este evento subraya también la necesidad de una mayor inversión en infraestructura de protección ambiental, y en la capacitación de las comunidades para enfrentar estos desastres naturales que, lamentablemente, siguen siendo una amenaza constante en zonas de extracción de recursos naturales.

 

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