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Fue campeón con la Selección Argentina y está internado
Un jugador que fue campeón del mundo con la Selección Argentina se encuentra internado con un pronóstico reservado debido a una neumonía.
POR REDACCIÓN
Luis Galván, histórico defensor de la Selección Argentina campeona del mundo en 1978, atraviesa un delicado estado de salud que genera preocupación. A los 77 años, se encuentra internado en la clínica Reina Fabiola de Córdoba con un cuadro de neumonía, producto de un virus intrahospitalario que contrajo tras ser atendido por un problema renal.
El pronóstico continúa siendo reservado, aunque su familia comunicó que presenta signos de mejoría. “Los médicos actuaron de inmediato aplicando antibióticos de amplio espectro, más la ayuda de un respirador para facilitar su oxigenación. Luis jamás estuvo inconsciente. Su ánimo y ganas de salir de este momento están intactos”, expresaron allegados al exjugador de Talleres de Córdoba.
Los problemas de salud comenzaron en marzo, poco antes de la consagración de Talleres ante River en la Supercopa Internacional. Por entonces, Galván ya estaba hospitalizado, lo que le impidió viajar a Asunción para presenciar el histórico triunfo del club cordobés. Durante su internación por afecciones renales, contrajo el virus que desembocó en la neumonía que hoy mantiene en vilo a su entorno y a los fanáticos del fútbol argentino.
Una figura inolvidable del fútbol argentino
Nacido en Santiago del Estero, Galván fue uno de los pilares del equipo dirigido por César Luis Menotti que ganó el Mundial de 1978 en Argentina. Disputó los siete partidos del torneo como titular, siendo parte fundamental de la defensa que le dio al país su primera estrella mundial. Años después, también integró el plantel de la Copa del Mundo de España 1982, donde volvió a jugar todos los minutos posibles con la camiseta albiceleste.
“Jugar en la Selección y ser campeón mundial es lo máximo que le puede ocurrir a un jugador”, expresó en una entrevista a Infobae. Su humildad, entrega y compromiso con la camiseta lo convirtieron en un símbolo del fútbol argentino y en un referente imborrable para Talleres de Córdoba, club donde dejó una huella profunda.