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País > Decisión tomada

Por qué el papa Francisco nunca volvió a la Argentina

A pesar de su amor por su tierra natal, Jorge Bergoglio eligió el exilio. El temor a ser utilizado políticamente por los gobiernos de Cristina Fernández, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei marcó su decisión.

POR REDACCIÓN

21 de abril de 2025
Cuatro presidentes pasaron por Argentina durante el mandato del papa Francisco en el Vaticano. 

El papa Francisco nunca dejó de extrañar la Argentina. La cadencia porteña, el color del conurbano, la calidez del interior y la fe del pueblo pobre que lo marcó desde joven. Sin embargo, a pesar de esa conexión profunda, eligió no regresar jamás. Su decisión, tan íntima como estratégica, estuvo marcada por un factor dominante: evitar ser utilizado como una figura política.

Desde su llegada al Vaticano, Jorge Bergoglio asumió que cualquier visita a su tierra sería leída como un respaldo implícito a quien ocupara la Casa Rosada. Y esa posibilidad —en gobiernos tan disímiles como los de Cristina Fernández, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei— fue suficiente para sellar su ausencia.

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Con Cristina, la relación fue zigzagueante. Nunca olvidó que Néstor Kirchner intentó bloquear su camino al papado. Sin embargo, también supo contenerla en momentos difíciles. Pero su decisión fue firme: no volver con ella en el poder. Con Macri, la distancia fue aún más fría. Las diferencias ideológicas y promesas rotas cuando él era jefe de Gobierno sellaron una relación apenas protocolar.

Durante el mandato de Alberto Fernández, todo parecía alinearse para una visita papal. Se conocían, había confianza. Pero la sanción de la ley de aborto dinamitó ese puente. Francisco no perdonó lo que interpretó como una traición, en un momento en que su liderazgo dentro del Vaticano enfrentaba tensiones internas.

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En cuanto a Javier Milei, el vínculo fue inesperadamente cordial tras su victoria. Francisco lo recibió con afecto en Roma y, aunque algunos volvieron a ilusionarse, el Sumo Pontífice ya había tomado una decisión de fondo.

Acorralado por la nostalgia, pero guiado por la lógica jesuita, supo que no regresaría. Ni en 2024 ni nunca. La política local y su delicado estado de salud terminaron por sellar el destino: moriría lejos de casa.

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