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San Juan, una mina de oportunidades para los inmigrantes mexicanos

Los ciudadanos de México que viven en la provincia son alrededor de 50 y plantean que hay muchas oportunidades de trabajo que no son aprovechadas. 

POR REDACCIÓN

13 de junio de 2022

Lo que algunos ven como una falta de explotación hacia algunas actividades laborales, otros convierten esa situación adversa en una oportunidad. Este es el caso de algunos miembros de la colectividad mexicana que viven actualmente en la provincia, quienes transformaron la poca variedad de oferta gastronómica que hay en San Juan en una chance para generar otras alternativas al comensal. En el marco del 460º aniversario de la fundación de San Juan, DIARIO HUARPE dialogó con dos personas que forman parte de la comunidad mexicana, que es incipiente en la provincia, pero que pisa fuerte. 

Andrés Ureña y Diego Martínez son dos mexicanos que, en vez de ver a San Juan como un sitio que no tiene mucha oferta gastronómica y ya, lo ven como lo que realmente es: un oasis en el desierto. Según sus propias palabras, la provincia les da la oportunidad perfecta para poder desempeñarse profesionalmente y brindar a los sanjuaninos una propuesta culinaria distinta. 

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Ellos llegaron a la provincia sin tanto en mente y con mucha improvisación, pero siempre con ganas de emprender cosas nuevas. El destino los unió y comenzaron a ver qué se podía hacer, qué era eso que faltaba en la provincia y que podía ir bien. De inmediato, se les ocurrió que en San Juan no había oferta de comida al estilo oriental, con muchas especias y diferentes formas de cocción. Allí, vieron una mina de oportunidades.

Fue así como iniciaron algunos proyectos de comida oriental que siguen aún en pie, en los que pudieron observar, poco a poco, una gran apertura de mente y predisposición por parte de los sanjuaninos. "Muchas veces, como no ven algo diferente, a la gente de San Juan le cuesta abrirse a otro tipo de gastronomía. Pero ahí es donde está la oportunidad de la provincia, donde uno se puede explayar y hacer cosas distintas", explicó al respecto Diego.

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Una provincia que, gracias a la tranquilidad, permite el autoconocimiento

Ambos miembros de la colectividad mexicana en San Juan, quienes son alrededor de 50 personas actualmente, coincidieron en que la provincia es muy tranquila, tanto desde el punto de vista de la seguridad como de la comunidad en sí.

En este sentido, Martínez contó que es muy notable cómo en San Juan se puede "andar solo" casi a cualquier horario del día y en casi cualquier sitio, sin que te roben. "Tenés que tener mucha mala suerte para que te pase eso", indicó.

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Sin embargo, no sólo la seguridad del lugar es valorable para los inmigrantes mexicanos, sino también la tranquilidad en general. Ureña comentó que vivir en la provincia para él fue una forma de relajarse y de "bajar un cambio". 

"Acá son todos muy tranquilos y uno va a mil revoluciones, cuando todos te dicen que relajes, que te tranquilices. Para mí, fue el lugar perfecto para hacer una catarsis, para seguir conociéndome", contó Andrés al respecto.

En este sentido, para Diego la situación fue similar. Él eligió San Juan como lugar para poner un "stand by", es decir, un freno a su carrera. Esto es porque trabajó durante más de 17 años en diferentes hoteles de Latinoamérica, pero decidió la provincia para descansar y para poder estar cerca de su hijo. 

Cruzar toda Latinoamérica, por amor

La conexión de Diego y de Andrés, como la de muchos mexicanos con Argentina y puntualmente con San Juan, es el amor. En el caso de Andrés, conoció a una sanjuanina en un viaje a Bolivia, en el cual se enamoraron. Sin embargo, cada uno tuvo que volver a su país. Estuvieron separados durante un tiempo, hasta que él decidió hace tres años llegar a vivir a la provincia. A partir de haber tenido un golpe duro por la primera impresión del lugar al cual llegó, se tuvo que adaptar a una nueva vida y hasta logró nuevas oportunidades. 

Diego, por su parte, conoció a una sanjuanina en un hotel del Caribe. Allí, ella enseñaba yoga y él era chef. Su amor no prosperó, pero su relación sí tuvo un fruto, ya que tuvieron un hijo. El mexicano, antes de vivir en San Juan, había visitado varias veces la provincia. Sin embargo, hace dos o tres meses eligió el lugar trasandino para establecer su vida. 

Sin duda, la historia de estos dos mexicanos retrata la vida de muchos otros de sus coterráneos, quienes viajaron por amor a San Juan. Por amor y por tranquilidad. 

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