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Cultura y Espectáculos > "INVASIÓN"

Se cumplen 50 años del estreno de "Invasión', obra maestra del cine argentino

POR REDACCIÓN

10 de octubre de 2019
Este año marca dos recuerdos claves en la historia de nuestra cultura, uno el 120 aniversario del nacimiento de Jorge Luis Borges, que fue el 24 de agosto, el otro el medio siglo del estreno de "Invasión", el filme de ficción fantástica de Hugo Santiago según un guión original del autor de "El Aleph", de su colega Adolfo Bioy Casares y el mismo director. Año crucial en la historia argentina de las últimas décadas, con motivos sociales y políticos quizás definitorios para el futuro, este aniversario llega un 16 de octubre que recuerda aquel de 1969 cuando se estrenaba "Invasión" en el cine Hindú, casi sin información previa de su trama fuera de todo canon conocido. Se trataba de toda una curiosidad cinematográfica que, con el tiempo, se convertiría en parte de un mito, un objeto de culto quizás no lo suficientemente interpretado porque hablaba de un futuro aterrador, distópico y porteño, más allá de que el lugar donde transcurría fuese una ciudad llamada Aquilea. En blanco y negro, producido por Proartel, entonces canal de televisión impulsado por el cubano Goar Mestre, vinculado a la CBS, se convirtió en el título cumbre de la Generación del 60, más allá de que su director, hijo del reconocido productor de TV Pedro Muchnik, hubiera partido hacia Francia una década antes, donde incluso fue asistente de Robert Bresson. Aquilea es un término usado en las fuentes clásicas, para referirse a un lugar asediado y defendido según la concepción del coraje, y tiene su etimología originaria en Aquiles -o Aquileo- héroe de la invasión a Troya en "La Ilíada", de Homero. Según el argumento de Borges, Bioy y Santiago, la historia de "Invasión" es muy simple: una ciudad sitiada por enemigos y defendida por un puñado de hombres de ideologías no precisadas, enfrentados en una lucha eterna Buenos Aires, al igual que Aquilea, es una ciudad muy diferente a la de su entorno: su forma de vida y sobre todo en su núcleo esencial, la hacen más emparentada con Europa que con Latinoamérica, donde se revela un choque socio-cultural raíz de un problema histórico que, según observan los dos escritores, será imposible resolver "Invasión', que podría ser el título de una película de extraterrestres, es simplemente una visión apenas forzada por la imaginación de sus autores, de lo que en una ciudad real llamada Buenos Aires podría, en el peor de los desenlaces, desatarse medio siglo después. El relato es angustiante porque si bien la ciudad es encuadrada desde ángulos atípicos, alberga sus mismos edificios del Centro, San Telmo, de la Boca, es decir el mismo paisaje urbano de esa ciudad real qué revela sus secretos en cada esquina, en cada puerta, en cada zaguán, en cada ventana. Se trata de urbes metafóricas cómo la Mahagonny imaginada por Bertolt Brecht y Kurt Weill, o la Gotham City, de "Batman" imaginada cuando sus autores decidieron qué Nueva York fuese "gótica", en tensión, siempre al filo de un estallido terminal. Aquilea-Buenos Aires es igualmente oscura e inquietante, paradojal y contradictoria, tan Borges, eterna como el agua y el aire y con la que el vínculo no es amoroso sino por espanto. Don Porfirio, interpretado por el músico atonal Juan Carlos Paz inspirado en Macedonio Fernández, es el veterano intelectual líder de los que resisten a los que quieren volver en aquel 1957; Julián Herrera, el hombre duro del grupo, es Lautaro Murúa mientras que Irene, la que lleva una doble vida, es Olga Zubarry, en uno de los mejores papeles qué le tocó interpretar en su larga carrera. ¿Y por qué se anticipo a su tiempo? Porque algunos trataron de interpretarla como una versión libre de la resistencia surgida tras los sucesivos golpes militares del 55, 66 y anticipatoria del de 1976, poniéndola de un lado de la grieta, y ahora, nuevamente con un poco más de realismo político tras lo simbólico se la puede actualizar. Conociendo tanto a Borges como a Bioy, esa nueva mirada permite no tener dudas de que la orilla de ese abismo aparentemente insuperable llamado Argentina, esa a la que asoma este relato, pudo haber sido cualquiera de las dos porque a fin de cuentas juegan a ser espejos enfrentados y la lucha, en consecuencia, será infinita.
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