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La historia de los trillizos que nacieron hace un mes y necesitan ayuda
Emily, Altair e Itzael viven juntos a sus papás, Sonia y Franco. La crianza, en medio de la crisis económica, se volvió insostenible y piden la colaboración de todos para mantenerlos.
Por Facundo Merenda
Hace poco más de un mes, la vida de Sonia Bolao, de 26 años, y Franco Núñez, de 25, cambió rotundamente. La pareja tuvo trillizos el 26 de mayo en el Hospital Guillermo Rawson y desde ese momento todo se les volvió cuesta arriba porque si bien los niños - Emily, Altair e Itzael - llegaron a alegrar ese hogar, también sumó un gasto triple a lo que tiene la pareja para subsistir.
Sonia recibió a DIARIO HUARPE en la casa que habitan en el Consorcio Balbín en el departamento Albardón. Relató que ese inmueble es prestado y que desde hace dos años tiene la idea de alquilar, pero los últimos movimientos económicos echaron por tierra este pensamiento. A eso se le sumó el arribo de los niños. Los varones compartieron placenta, por lo que son gemelos.
La mamá de los pequeños comentó que todo fue una gran sorpresa. Siempre soñó con conformar una familia grande, pero pensó que lo iba a cumplir paulatinamente, con el tiempo. Sin embargo, en un mismo parto dio a luz a tres niños. Reconoció que entre sus parientes estaba inmersa esa posibilidad, ya que entre los descendientes de sus abuelos hay gemelos, mientras que entre los Núñez están unos primos que son trillizos.
“Nunca pensé que podía tener tres hijos, es una bendición realmente”, explicó.
Esto fue descubierto en la última parte del proceso gestacional. El médico que la atendió durante la semana siete determinó que tenía dos placentas, por lo que pensó que venían mellizos. Sin embargo, cuando se hizo el estudio en la semana veinte observó que eran tres.
“Cuando miré la pantalla vi tres puntos y el doctor me comentó que estaba embarazada de trillizos”, recordó.
Sonia pesaba 64 kilos y durante su embarazo aumentó 28 kilos, llegando así a los 92. “Estaba que explotaba, pero era solo panza”, contó. En la semana 34 le hicieron la cesárea y los pequeños pasaron a incubadora.
Emily pesó 2,400 kilos, Altair 2,030 y “el colado”, Itzael, apenas 1,900. La sanjuanina dijo que su tercer hijo no estaba previsto, por lo que comenzó a buscar nombres y encontró ese, de origen hebreo, que significa “regalo de Dios”.
La pareja tuvo un cambio drástico en sus actividades normales. Sonia colgó su profesión de profesora de psicología, mientras que su pareja tuvo que salir a buscar otro trabajo, ya que era guardia de seguridad, pero debía trabajar más de diez horas para apenas alcanzar los $1.300 diarios. Ahora es preventista y estudia el segundo año de Asistente Químico Industrial.
Sobre las necesidades puntuales, la mamá de los trillizos contó que piden leche maternizada NAN1 porque un tarro les dura aproximadamente entre cuatro a cinco días. También solicitó pañales pequeños. Comentó que cada uno de los chicos utiliza entre siete a ocho por día. “Nuestra responsabilidad es cuidarlos y mantenerlos. No queremos seguir ampliando la familia porque queremos ser conscientes de la crianza de ellos”, concluyó.
El orden
Primero las damas. Esta es la concepción que tiene Sonia para empezar con las tareas en su rol de mamá, aunque van fluctuando debido a las necesidades que les surja los ‘peques’. En ese orden comienza con calmarlos, hacerlos dormir, darles el biberón y cambiarles los pañales.
A los varones, como son gemelos, los identificaron con una pulserita: Itzael tiene una de color amarilla, ya que le suministran jarabes por una complicación en uno de sus riñones, mientras que a Altair le ataron una de color roja en su muñeca derecha. Más allá de esto, el primero tiene una manchita de nacimiento en uno de sus talones y con esto logra diferenciarse de su paralelo.
Dato
Para colaborar con la familia hay que comunicarse al 2645625389.