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Economía > uva de mesa

Tras casi una década de pedidos, Brasil aceptará uva sanjuanina sin bromurar

Las exportaciones de uva en fresco cayeron un 90% en los últimos 10 años y uno de los factores condenatorios fue el tratamiento químico que exigía el gigante del Mercosur. 

15 de marzo de 2021

La exportación de uva en fresco o uva de mesa acumula 10 años de caída continua. Es el único sector de todo el espectro vitivinícola, si se lo compara con el vino, el mosto y las pasas, que no consigue repuntar, ya que ha quedado muy atrás respecto a la competencia. Este lunes hubo un acuerdo con el principal comprador de este producto, Brasil, y los productores recibieron una noticia esperada: el país vecino se encamina a dejar de exigir a unos pocos productores la bromuración de la uva.

Este proceso químico fue en su momento motivo de ásperas negociaciones que no llegaban a un resultado satisfactorio para los sanjuaninos. Es que el equivalente al Senasa de Brasil empezó a exigir en 2012 que toda la uva que saliera de San Juan fuera tratada con bromuro, para evitar que ingrese la lobesia botrana al país boricua. Pero de este lado los productores reclamaron una y otra vez que cumplir esta exigencia les costaba dinero y tiempo, dejándolos muchas veces fuera del juego.

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Este lunes lo que se habría es una posibilidad a futuro, aunque según el presidente de la Cámara de Exportadores, Antonio Giménez, una a la que todavía le falta un camino por recorrer. Es que el convenio que firmaron entre el Senasa argentino y su equivalente brasilero, implica que una serie de inspectores visitarán fincas sanjuaninas para comprobar que no tienen problemas sanitarios. Si lo logran trabajarán en un nuevo sistema para llevar uva a Brasil, en el que las propiedades libres de infecciones de la uva puedan exportar sin antes bromurar.

“Es una etapa inicial”, aclaró Giménez poniendo paños fríos en el entusiasmo, “en una etapa inicial se van a hacer verificaciones en dos o tres fincas que ya han sido seleccionadas y luego viene un proceso largo para ver si el sistema es viable. Hay que tener expectativas razonables”. Si se concreta las fincas que pasen el examen podrán ahorrarse los costos de tiempo y dinero, mientras el resto de los productores locales deberán seguir tratando la uva.

En cuanto a los plazos, el empresario sanjuanino aseguró que empezaron a trabajar en 2019, siguieron todo el 2020 y no creen tener el sistema en funcionamiento antes de finales de 2021 o principios de 2022.

Cuánto impactará en la industria, según los protagonistas

La posibilidad de terminar con la bromuración fue un pedido constante de los productores sanjuaninos desde que empezaron en 2012 con la medida. Este proceso químico no solo encarece el producto y demora la exportación, también muchas veces afecta la calidad de la uva, aumentando las pérdidas.

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Se podría hacer el análisis de que por culpa de la implementación de esta medida cayeron extraordinariamente las exportaciones de uva de mesa, ya que en los últimos 10 años la provincia pasó de sacar 100 millones de dólares a entre 10 o 12 millones de dólares que exporta hoy. Pero para Giménez el bromuro está lejos de ser el único o incluso el mayor de los problemas de la uva en fresco.

El empresario explicó que este producto, que en la primera década de los 2000 creció y posicionó la provincia en mercados europeos, el de Rusia, el asiático y el Nortemaricano, está en crisis por múltiples razones. Según Giménez lo que tiene agonizando a esta industria es la falta de competitividad que causan “los costos de producción, de logística, impositivos y también las retenciones. A eso se suma el bromuro, pero no es lo más importante”.

Por eso si Brasil y San Juan acuerdan el fin del bromurado esto servirá “no para que crezca la producción y exportación, sino más bien para que se dejen de ir”. Es que en los últimos 10 años el grueso de los productores convirtió la uva en fresco en pasas, un negocio que resultado mejor.

En cambio, dijo Giménez, si mejora la competitividad de la uva argentina en el mercado los productores podrían invertir más y mejorar sus propiedades, lo que sería la solución a las enfermedades que tiene la producción local.

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