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Provinciales > Historias sanjuaninas

"El Power”, el cafetero que calienta el alma de los sanjuaninos desde hace 24 años

A las 2 de la madrugada empieza a preparar el café. A las 7 llega a su carro, le da un beso a la foto de su hija fallecida y empieza a atender a los más de 100 clientes diarios.

23 de junio de 2020

Cada día, cuando el reloj marca las 7, Carlos “Power” Cáceres llega a la esquina de avenida Libertador y calle Mansilla, en Capital. Va hasta la casa de una vecina en la zona a buscar el carro que usa para vender el café. Baja las 6 conservadoras, de las más grandes que consiguió en el mercado, en las que lleva 30 termos y otra en la que guarda las 350 semitas, facturas y churros. Acomoda el alcohol en gel y el líquido en los estantes, le da beso a una foto de Ludmila, su hija que falleció hace 3 años. “Ella me acompaña siempre. Era hermosa”, dice.

Carlos junto a la foto de su hija fallecida que lo acompaña cuando trabaja. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Después de eso, ya está listo para empezar su jornada laboral, a eso de las 7.15.

A las 7.30 el hombre de 59 años empieza a atender a los primeros clientes. Aunque la mayor cantidad va entre las 8 y las 10. En un día, entre 100 y 120 personas paran un ratito sus actividades y pasan a tomarse un café que les abrigue durante las frías mañanas sanjuaninas.

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Desde las 7: 30 hasta las 13 Carlos atiende clientes en su café. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

“Hace 24 años vendo en la esquina de este Vea. Antes tuve acá una verdulería durante 10 años, pero no andaba así que empecé con el café”, cuenta Carlos.

Él dice que siempre trabajó en la calle, aunque no siempre estuvo en el mismo rubro. También vendió camisetas, frutas y verduras y hasta gaseosas en la cancha de Sportivo Desamparados. Aunque no vive en esa zona, generalmente se manejó por ahí. Vivió unos años en Mendoza, volvió a San Juan y durante mucho tiempo estuvo en el barrio Güemes, en Rawson. Hace 7 meses le entregaron la tan esperada casa del IPV en el Conjunto I, en Rivadavia, y ahora está más cerca del espacio en el que trabaja.

“Yo crié a mis 11 hijos con mi trabajo en la calle”, dice, y a través del barbijo blanco de friselina se le nota su sonrisa de orgullo.

- Hola Power, vendeme lo de siempre - le dice uno de los clientes que llega al carro. Lo de siempre de ese hombre de unos 40 años es un vaso con tres cuartos de leche con un poco de café y 2 churros.

Carlos atendiendo a sus clientes. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

“Power” es el apodo del hombre que ya se hizo parte de esa esquina de Capital. Se lo empezaron a decir hace bastante tiempo porque vendía juguetes de los Power Rangers, un programa de televisión estadounidense que empezó a emitirse en 1993. Por eso, cuando eligió en ponerle nombre a su negocio no lo dudó: “El Power”.

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Café "El Power". Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Mientras cuenta la anécdota, llegan 4 clientes que le piden café con leche con semitas caseras. En esa media hora pareció ser el clásico del puesto, pero Carlos asegura que lo que más se consume es el mate cocido con la típica panificación sanjuanina.

“El mate cocido es lo que más les gusta a todos, lo hago muy rico porque le pongo burro o cedrón”, dice, y revela el secreto que cautiva a sus clientes. Además, lo piden porque junto con el té conforman una de las promos más baratas que ofrece el cafetero. Esas bebidas más dos semitas las cobra a $40. No le gusta tener precios altos porque ahí va la “clase trabajadora”, dice.

Aunque hay para todos los gustos, ya que también ofrece café, café con leche o leche sola que puede acompañarse con tortitas, facturas o churros rellenos de dulce de leche.

Carlos, el conocido cafetero de la esquina del VEA. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

- Buen día 'Power', dame 2 cafés por favor - le pide un hombre que estaciona en la esquina en la que está el café al paso y decidió hacer un parate en su rutina para tomar algo caliente junto a la persona que lo espera dentro del auto.

Ahora los clientes no se quedan tanto a conversar debido al coronavirus. Carlos hasta tuvo que sacar el banco que tenía para que se sentaran y tomaran tranquilos el desayuno. De vez en cuando tiene que decirles que se separen y cumplan el distanciamiento social.

En cada una de sus ventas se nota el cariño que le tienen los clientes. También el esfuerzo que hace el cafetero para brindarles un buen producto. "Power" está en esta tradicional esquina hasta las 13. Después del almuerzo llega el momento de la siesta. “Ahí recupero horas de sueño, duermo unas 4 más o menos”, cuenta el hombre.

“Acá conozco mucha gente, he hecho amistades. Me gusta mucho mi trabajo”, cierra Carlos y sigue atendiendo a quienes llegan y le piden el clásico cortado, como desde hace 24 años lo viene haciendo.

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