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Sociedad > Extinción

Crisis global de lenguas: qué idiomas en peligro aún se hablan en Argentina

Un informe global alerta que cada catorce días se pierde una lengua en el mundo. En Argentina sobreviven unas 14 lenguas originarias, varias en situación frágil.

POR REDACCIÓN

Hace 2 horas
Cada 14 días, muere un idioma a lo largo del mundo. (Ilustrativo)

Cada 14 días, un idioma desaparece en alguna parte del mundo, advierten informes internacionales que señalan una crisis silenciosa en la diversidad lingüística, con cerca del 40% de las más de 7.000 lenguas existentes en riesgo de extinción.

El fenómeno, impulsado por factores como la globalización, la migración y la presión de idiomas dominantes, impacta también en Argentina, donde varias lenguas originarias se mantienen en contextos frágiles debido a la disminución de hablantes y a la pérdida de transmisión intergeneracional. 

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Según un informe periodístico de Mendoza, en Argentina existen más de 20 pueblos originarios que hablan al menos 14 lenguas, aunque solo tres cuentan con reconocimiento oficial a nivel provincial: el toba, el wichí y el mocoví, en la provincia del Chaco.

 Lenguas como el guaraní y el quechua tienen una presencia significativa si se considera su uso regional más amplio y superan el millón de hablantes cuando se suman cifras de países vecinos. 

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El relevamiento destaca que varias lenguas en el país están en riesgo de desaparecer o ya se extinguieron por completo con la desaparición de sus comunidades hablantes. Entre ellas se mencionan el ona (selknam) de Tierra del Fuego, cuyo último hablante murió en 2022; el yagan o yamana; y otras como el tehuelche, el teuschen y el gününa-küne, que perdieron hablantes en las décadas pasadas. 

Aun así, expertos señalan que no todo está perdido. Existen experiencias de revitalización lingüística en otras partes del mundo en las que lenguas consideradas extinguidas lograron reactivarse mediante programas educativos comunitarios, producciones culturales y materiales didácticos desarrollados por hablantes y especialistas. 

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Preservar estas lenguas no es solo una cuestión de comunicación, sino también de identidad cultural, saberes ancestrales y derechos de los pueblos originarios, subrayan lingüistas y activistas, quienes hacen un llamado urgente a impulsar políticas públicas y proyectos comunitarios que incentiven su uso y transmisión a nuevas generaciones. 

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