¿Dolarizar o "salvar al peso"?: cómo piensa el gurú económico de Patricia Bullrich

Patricia Bullrich es una de las principales contendientes a la Presidencia y, por ende, tiene un amplio equipo armado en todas las áreas. En este sentido, entre sus principales asesores económicos se cuenta a Luciano Laspina, actual diputado nacional de Juntos por el Cambio y titular del Centro de Estudios para el Progreso (CEPP).

De cara a las elecciones 2023, a mediados de este mes Laspina lanzará un nuevo libro en el que propone "Desenredar la Argentina". En este, el economista analiza la actualidad macroeconómica nacional y propone una serie de reformas para resolver las principales problemáticas. 

"La economía argentina está totalmente enredada", asegura en su contratapa. Y profundiza: "Enredada en una maraña de complejas regulaciones, altos impuestos, trabas para importar, impuestos para exportar, insólitas restricciones y costos para crear empleos".

Además, también remarca los conflictos derivados de los "desincentivos y la inseguridad jurídica para invertir, las dificultades crónicas para ahorrar sin ser estafado por la inflación y la imposibilidad de obtener créditos a plazos y tasas razonables".

Entre las cuestiones que trata el amplio ensayo, Infobae compartió un fragmento exclusivo en el que Laspina desarrolla sobre uno de los debates más vigentes en la opinión pública argentina: la dolarización, propuesta que sostiene el precandidato presidencial por La Libertad Avanza Javier Milei.

Laspina se explaya sobre si realmente es preciso dolarizar la economía nacional o si, en cambio, se debería intentar "reconstruir la moneda nacional".

En su libro, el economista de Juntos por el Cambio se explaya sobre si realmente es preciso dolarizar la economía nacional o si, en cambio, se debería intentar "reconstruir la moneda nacional": su análisis.

¿Dolarizar o "salvar" al peso? el extenso análisis de Luciano Laspina

Para Laspina, el "fracaso" del peso argentino -hoy fuertemente devaluado- "solo se solucionará políticamente". En esta línea, recuerda el debate liderado por Carlos Rodríguez y Roque Fernández en la década de los '80 sobre dolarización, convertibilidad y estabilización y considera que actualmente se está viviendo un " Déjà vu" de este.

"Una pregunta que debemos hacernos es por qué los países que han sufrido altísimas inflaciones en el pasado no optaron por la dolarización", remarca Laspina, quien agrega que "hay varias razones" que explican por qué esto no ocurre.

En primer lugar, subraya que la dolarización "está desaconsejada en países con alta variabilidad de ingresos en dólares". En este sentido, explica que Argentina es un país exportador de commodities -agro y próximamente energía- atado a las fluctuaciones de éstas en los mercados internacionales.

 "Como ocurre con los sistemas de tipo de cambio fijo, la dolarización amplifica los shocks reales", detalla Laspina. Así, "se amplifica el boom de actividad y precios durante la fase expansiva del ciclo de commodities, y el de la recesión y la deflación durante la fase contractiva".

"Los recursos naturales deberían ser «una bendición» para la economía. Pero nada puede evitar que los precios internacionales fluctúen (y mucho) a lo largo del tiempo. Y para eso hay que estar preparados", suma en su libro el economista.

Frente a esto, el actual diputado nacional cree que la mejor opción para países como Argentina es la de "contar con cierta flexibilidad cambiaria", aunque "no mucha", para "amortiguar los shocks positivos y negativos".

En contraste, sostener un tipo de cambio fijo tal como requeriría una dolarización implica "vivir en una montaña rusa". "Cuando la soja sube somos Gardel, pero cuando baja somos De la Rúa", ironiza el escrito.

Entre los principales asesores económicos de Patricia Bullrich se cuenta Luciano Laspina.

Entonces, ¿cuándo es óptimo dolarizar según Laspina? Aquí el economista cita al concepto de "áreas monetarias óptimas" de su colega Robert Mundell, para explicar cuando está justificado tener una moneda común con otras regiones o países y cuándo no.

"La unificación monetaria es recomendable cuando existe una elevada integración política y cultural, necesaria para que haya una amplia movilidad de los factores de producción, y/o cuando las economías tienen shocks sincronizados", explica.

En caso de que Argentina adoptase el dólar como su divisa oficial, Estados Unidos no será "refugio" para que los trabajadores afectados, por ejemplo, por una recesión, emigren: "Esto hace 'subóptima' la unificación monetaria que implicaría una dolarización unilateral", considera el economista.

Por otro lado, el diputado advirtió que también desincentiva la dolarización "la ausencia de un prestamista de última instancia para el sistema financiero". 

"Bajo dolarización, el sistema bancario de encajes fraccionarios se queda sin prestamista de última instancia para los depósitos locales en dólares", subraya Laspina al respecto. Y, aunque reconoce que esto "no alcanza para evitar las crisis de solvencia", sí puede ayudar con las crisis de liquidez "producto de las 'profecías auto cumplidas' y del 'pánico bancario'".

Dado que Milei propone un sistema de Banca Simons, la cual "exige encajes legales del 100% para los depósitos como forma de anular el multiplicador del crédito", Laspina retruca en su libro la propuesta.

"Esta saca a los bancos del proceso de intermediación del ahorro al crédito. En la práctica, implica que las empresas grandes y pequeñas o las familias que buscan un crédito deberían emitir deuda en el mercado de capitales. Quizá por eso ningún país del mundo tiene una Banca Simons", dispara en contra de la propuesta del liberal.

Y agrega: "Si ocurre, la dolarización funcionaría mucho mejor si se contase con un 'fondo fiscal anti cíclico' capaz de amortiguar el impacto en la actividad y en las cuentas fiscales de un aumento y una caída de los precios de exportación".

Así, para Laspina, aunque en Argentina no se puede descartar por completo la posibilidad de dolarizar, él cree que en realidad "el principal problema de la economía argentina es la política fiscal, y su dominio sobre la política monetaria".

El economista reconoce que eliminar la moneda implica "eliminar el impuesto inflacionario", pero explica que esto no resuelve el problema de base: el déficit fiscal que los países luego deberán financiar con deuda en el mercado.

Tras explicar esto, cierra sosteniendo su tesis: "La indisciplina fiscal es independiente de la existencia o no de un banco central". Para él, dolarizar es "pan para hoy y hambre para mañana", concluye.