Eco Huarpe > Una liberación con rumbo a casa
El tortugo Jorge ya nada hacia Brasil con monitoreo satelital
Luego de más de 40 años en cautiverio, Jorge, un ejemplar de tortuga cabezona, fue liberado frente a Mar del Plata y ya nada con rumbo firme hacia el norte. Su historia simboliza un hito en la rehabilitación de fauna marina y renueva el compromiso con la conservación de especies en peligro.
El tortugo Jorge (una tortuga cabezona de alrededor de 70 años), tal como estaba programado el pasado viernes fue liberado en las aguas del Atlántico, a 22 kilómetros de la costa de Mar del Plata. Según los científicos del Centro de Rehabilitación de Fauna Marina que están monitoreando su desplazamiento con un transmisor satelital, desde su liberación, Jorge se muestra ágil, saludable y activo, desplazándose ya a unos 30 kilómetros de la costa, en dirección a su hábitat natural en las cálidas aguas del sur de Brasil.
En las primeras horas, Jorge mostró cierta desorientación con movimientos circulares, pero pronto tomó rumbo firme al norte, siguiendo su instinto migratorio.
En tan solo 24 horas recorrió más de 60 kilómetros, lo que demuestra su excelente condición física y adaptación al entorno marino.
Un operativo coordinado y emotivo
La liberación fue organizada por la Prefectura Naval Argentina y liderada por el científico Alejandro Saubidet, director del Centro de Rehabilitación de Fauna Marina.
Jorge fue trasladado mar adentro dentro de una caja plástica sobre un colchón humedecido, en una embarcación especial. En el sitio acordado, un grupo de buzos lo asistió para su ingreso al agua.
Apenas tocó el agua, el tortugo emprendió una veloz marcha hacia el fondo del mar, generando alegría y emoción entre los especialistas.
“El mar estaba bravo, pero la maniobra fue un éxito. Jorge fue el que mejor la pasó: ni bien tocó el agua, nadó con una fuerza que nos sorprendió a todos”, detalló Saubidet.
Un largo camino hacia la libertad
Jorge vivió sus primeros 20 años en libertad, hasta que fue rescatado en 1984 cerca de Bahía Blanca. Desde entonces, permaneció bajo cuidado humano. Su liberación representa un logro en los esfuerzos por conservar la tortuga cabezona, especie catalogada como “En Peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El regreso al mar fue posible tras más de tres años de evaluaciones clínicas, genéticas y de comportamiento.
La temperatura del agua, cercana a los 18.9 °C, también fue clave: es el rango ideal para la especie y coincide con la corriente migratoria que conduce hacia el norte.
Un símbolo de conservación
El éxito de este operativo no solo tiene valor científico: también refuerza la importancia de los programas de rehabilitación animal y la necesidad de proteger la biodiversidad marina. Sin embargo, Jorge ahora nada en un océano amenazado por la contaminación.
“Recibimos pingüinos empetrolados, lobos marinos desnutridos por la sobrepesca y tortugas que ingieren plásticos. El mar está en riesgo”, alertó Saubidet.
El caso de Jorge demuestra que la recuperación es posible, y deja un mensaje claro: cuidar el océano es vital para que historias como la suya puedan repetirse.