Publicidad

Opinión > Monseñor Jorge Lozano

Mirar más allá de tu metro cuadrado

La actitud de autoencierro que aísla a los otros es patente en la sociedad, y se nos va metiendo también en nuestra Iglesia, aunque nos cueste o duela reconocerlo.

El ritmo de vida que llevamos puede hacernos pasar de largo ante algunos hermanos, incluso en la propia casa, en el lugar de trabajo o en el barrio.

Para expresar esta situación solemos acudir a la imagen de estar “encerrados en un metro cuadrado”, o también escuchamos decir “tal persona vive en un termo”. Es muy fuerte la tentación del individualismo que nos lleva a preocuparnos de nuestra propia familia desentendiéndonos de los “demás”, como si realmente estuvieran “de más”.

Publicidad

Esta actitud de autoencierro que aísla a los otros es patente en la sociedad, y se nos va metiendo también en nuestra Iglesia, aunque nos cueste o duela reconocerlo. Como cuando hay tormenta de tierra o arena, por más que cerremos las puertas y ventanas la casa se llena de polvo, de la misma manera penetran estas actitudes en la comunidad cristiana.

Sabemos que somos corresponsables en la misión del anuncio de la Buena Noticia, corresponsables en el servicio a los pobres, corresponsables de la vitalidad de nuestras comunidades. Pero también sabemos que a la hora de emprender el día a día, algunos, unos cuantos, corren con desventaja.

El mismo Jesús que nos envía nos llama a ser solidarios con los más pobres. Para eso hace falta dar el primer paso: mirarlos. Debemos levantar la cabeza y dejar de observar el propio ombligo. Es necesario dejar que los más pobres ocupen lugar en nuestro corazón, para hacernos cargo de su sufrimiento.

Este fin de semana de manera particular estamos llamados a mirar a las Iglesias (las Diócesis) que desarrollan su misión en zonas muy carenciadas del país.

Publicidad

En muchas comunidades los encuentros de catequesis se desarrollan bajo un árbol o en salones muy precarios. No tienen dinero para comprar el Evangelio o Nuevo Testamento y entregarlo para aprender a rezar con la Palabra de Dios. Tampoco para arreglar los techos o sanitarios. Quienes son catequistas necesitan capacitarse, pero en ocasiones no cuentan con recursos económicos ni para el transporte.

La misión fue encomendada a todos. Uno de los caminos para expresar la corresponsabilidad nos lo ofrece la colecta “Más por Menos”, que cumple medio siglo. Por eso el lema del 2019 es: “50 años dando más para que otros sufran menos”.

Son innumerables los proyectos que se sostienen con esta iniciativa. Construcción o remodelación de salones comunitarios, Capillas. Emprendimientos laborales y de promoción humana. Formación y capacitación de catequistas y otros agentes pastorales. Asistencias en caso de desastres naturales.

Podemos afirmar que es un modo concreto de implementar el pedido del Papa de ser Iglesia en salida, que va a las “periferias geográficas y existenciales”.

“Geográficas” porque se sostiene la presencia evangelizadora en algunos lugares de difícil acceso o lejanos del centro pastoral. He sido testigo del resultado de estas ayudas visitando comunidades en medio de montes que se atraviesan con dificultad.

“Existenciales” porque se alientan proyectos en recuperación de adictos, de capacitación laboral en la cárcel, de desarrollo en comunidades vulnerables.

Con tu generosidad podemos aportar más que dinero. Es también una manera de poner la mano en el hombro y darles un mensaje a quienes viven allí: “me importa tu vocación, tu comunidad. Aunque estemos lejos, hoy nos acercamos”.

Este domingo 8 de septiembre se celebra en la Argentina la Jornada de la Vida Consagrada. Es la fiesta litúrgica del nacimiento de la Virgen María.

Damos gracias a Dios por el ¡Sí! que varones y mujeres han dado al llamado de Jesús para seguirlo más de cerca entregando toda la vida. Una respuesta total, y que se renueva cada día en los momentos concretos y en el despliegue del propio carisma para el bien del Pueblo de Dios.

Por medio de diversos caminos de consagración nos dan testimonio de vivir en la alegría del Evangelio que se renueva día a día. Hacen memoria del “primer amor”, del origen de la vocación y de los inicios fundacionales no para quedar anclados en el pasado, sino para renovar la fidelidad al carisma recibido como don del Espíritu Santo para la Iglesia y el mundo.

La vida consagrada tiene un rol profético que nos ayuda a sacudirnos del polvo de la mediocridad para que brille con más claridad la obra del Espíritu Santo. Nos empujan para dejar de lado la comodidad del “siempre se hizo así” o el lamento del “es lo que hay”. Nos alejan tanto del conformismo como de la queja estéril que distribuye culpas en los otros esquivando responsabilidades y compromisos.

Recemos por todas las formas de vida consagrada, y por el aumento y perseverancia de las vocaciones.

Sigamos con nuestra oración la Visita Pastoral de Francisco a Mozambique, Madagascar y la isla Mauricio. En su encuentro con jóvenes mozambiqueños de diversas confesiones religiosas les habló aludiendo a “los sueños”, una imagen muy querida por el Papa y cercana a ellos: “Es necesario cuidarse de dos actitudes que matan los sueños y la esperanza: la resignación y la ansiedad. Son grandes enemigos de la vida,  porque nos empujan normalmente por un camino fácil, pero de derrota, y el precio que piden para pasar es muy caro. Se paga con la propia felicidad e inclusive con la propia vida (…). Los sueños más bellos se conquistan con esperanza, paciencia y determinación renunciando a las prisas”.

Publicidad
Publicidad

ÚLTIMAS NOTICIAS