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Paolo Muñoz, el sanjuanino que busca expandir el uso del bastón verde para personas de baja visión
Asegura que son pocos los que saben qué significa, por lo que enfrentan diversas dificultades.
POR REDACCIÓN
“Tengo retinosis pigmentaria, es una ceguera nocturna porque con la luz de la luna no veo. Es como tener lentes muy oscuros todo el tiempo, como si uno mirara a través de un caño de escopeta”, dice Paolo Muñoz.
Es un sanjuanino de 35 años que padece esta enfermedad ocular desde que tiene 5. Le cuesta mucho moverse por algunos ambientes, principalmente cuando asiste a los lugares por primera vez. Este año se enteró de la existencia del bastón verde que utilizan personas como él. Es decir, quienes aún conservan cierto grado de visión o campo visual, pero que necesitan de un apoyo para desplazarse.
El hombre conoció el bastón a comienzos de este 2020 cuando estaba empleando diversas técnicas para estudiar, como la de invertir los colores en la computadora para que no lo moleste el brillo. “Averigüé por mi cuenta el tema del bastón verde que está implementado por ley a nivel nacional desde el 2002”, contó a DIARIO HUARPE.
Como es docente de secundaria fue a solicitarlo en la Obra Social Provincia y le dijeron que no lo conocían, por lo que lo derivaron a la Dirección de Discapacidad. Ahí le comentaron que tienen que pedirlo a Buenos Aires, trámite que ya lleva tres meses y del que aún no tiene respuesta.
“Yo puedo comprar el bastón, pero el trámite lo hice para donarlo. Lo hice en voz de las personas que son de bajos recursos, no lo pueden comprar y lo tienen que recibir urgente”, dijo.
Aún no recibe el elemento, pero para visibilizar la situación que sufren las personas con baja visión, decidió donar el suyo a una persona que lo necesitaba. Para realizar esta acción eligió el 26 de septiembre, Día del Bastón Verde y de la Baja Visión. Fue así que en medio de la Plaza 25 de Mayo le entregó el bastón a María Bustos, una sanjuanina que padece el mismo problema que él y que no tenía dinero para obtenerlo.
Paolo optó por este espacio céntrico para que los sanjuaninos vean el hecho y se informen sobre el significado. “Es fundamental que las personas con baja visión se sientan libres de usarlo en los momentos que lo necesiten y para eso es indispensable que el ciudadano sepa reconocer cuál es el significado”, opinó.
Él definió esta actividad como una “protesta pacífica”, debido a que, según cuenta, en algunas ocasiones desde el área de Discapacidad les entregan bastones blancos, lo que les ocasiona algunos inconvenientes. “Por ejemplo, si uno se sube al colectivo con el bastón y se pone a leer un libro, la gente lo va a mirar raro y, además, a una persona que ve poco se le da un símbolo que no corresponde a ella”, explicó.
Aunque su lucha no sólo consiste en la visibilización de este elemento. También sueña con la creación de una asociación que asesore a las personas con baja visión. Cree que es necesario que exista por una situación que vivió junto a sus padres cuando tenía 5 años. “A mi mamá le dijeron que a los 30 me iba a quedar ciego; que mientras más leyera, peor iba a ser para mi vista”.
Pero Paolo ya tiene 35 años y sigue viendo. A pesar de que su campo visual no es muy grande, se acostumbró a vivir así y adoptó diversas técnicas que le permiten mejorar su vida. Una de ellas es el uso de la lupa en algunos textos o el estudiar los lugares a los que ingresa y las ubicaciones de los objetos para sentirse más seguro en él.
Con respecto a la lectura, nunca la sacó de su vida, a pesar de que a veces su padre lo retaba con el fin de cuidar su salud. Actualmente es técnico universitario en Biología y sólo le falta la tesis para ser licenciado.
“Yo sufrí toda mi infancia y mi adolescencia, pero siempre luché por mis sueños. Es necesaria esta asociación que informe a los padres de niños y adolescentes que tienen baja visión, pero que lo hagan sin alarmar como lo hicieron conmigo”, cerró Paolo.