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Sociedad > Taller de inclusión

Tejido, la actividad que cambió la vida de personas con discapacidad

Nueve estudiantes de la escuela Susana de Castelli aprendieron a hacer prendas de lana a telar en el local Las Paulas y ahora sueñan con seguir incrementando sus conocimientos.

24 de noviembre de 2019
Las bufandas que crearon las nueve participantes del taller de inclusión. Foto: Mariano Martín.
Las participantes del taller llegaron a su última clase con carteles que decían: "Las queremos" y "Gracias por recibirnos". Foto: Mariano Martín.
González Romina, una de las participantes que se quedó con ganas de aprender más así que quiere volver el año próximo. Foto: Mariano Martín.
Benítez Gómez Romina, la primera que obtuvo su certificado de finalización y que estalló en lágrimas en abrazar a su docente. Foto: Mariano Martín.

“Gracias profes”, “Las queremos mucho”, fueron las palabras que más se escucharon el viernes por la tarde en la última clase de tejido que tuvieron nueve estudiantes de la Escuela de Educación Especial Susana de Castelli en el local Las Paulas. Las lágrimas también estuvieron presentes en la emotiva jornada en la que les dieron los certificados de finalización del taller en el que aprendieron a hacer bufandas. Desde ahí se fueron con las ganas de seguir aprendiendo a crear otras prendas y hasta de volver a participar el año próximo.

“Aprendí a hacer una bufanda pero quiero seguir viniendo el año que viene porque me encantaría tejerme un chaleco, ese es mi sueño”, dijo con una sonrisa en el rostro González Romina, una de las más entusiasmadas.

González Romina, una de las participantes que se quedó con ganas de aprender más así que quiere volver el año próximo. Foto: Mariano Martín.

Algunas demostraron su alegría con abrazos y besos a quienes les enseñaron, Claudia Chávez y Fabiana Jácamo, otras, con lágrimas de emoción y también de tristeza ya que era el fin de una etapa que marcó sus vidas. El taller tuvo una duración de cinco meses, tiempo suficiente para que todas se encariñaran y conocieran sus historias. Hubo algunas alumnas que hasta bautizaron como “mamis” a sus docentes.

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Benítez Gómez Romina, la primera que obtuvo su certificado de finalización y que estalló en lágrimas en abrazar a su docente. Foto: Mariano Martín.

“Para mí ha sido una experiencia enorme, muy gratificante”, dijo Chávez antes de comenzar con la entrega de certificados. Su colega se sumó a los sentimientos y derramó algunas lágrimas al pronunciar sus palabras de despedida. “Tenemos 70 alumnas de lunes a jueves y cuando nos comentaron esto dije `si aprovechemos porque por algo es, por algo está todo sincronizado para que pase´”, comenzó diciendo. Luego, hizo referencia a los sentimientos de sus alumnas que, según expresó, se hicieron querer desde la primera clase. Primero llegaron con timidez pero luego se fue formando una amistad que seguramente seguirá en pie.

Las participantes del taller llegaron a su última clase con carteles que decían: "Las queremos" y "Gracias por recibirnos". Foto: Mariano Martín.

La maestra de las jóvenes de 18 a 45 años en el establecimiento educativo, Agostina, explicó cómo es la manera en la que trabajan en el taller. Los productos que ellas hacen los venden y las docentes les reparten el dinero, posteriormente, las llevan a algún local comercial para que se compren prendas de ropa o productos, hecho que “ayuda a su autonomía”, explicó Agostina.

Las bufandas que crearon las nueve participantes del taller de inclusión. Foto: Mariano Martín.

El comienzo

Chávez y Jácamo fueron juntas a la escuela pero perdieron el contacto tras egresarse, luego de 25 años se reencontraron en las bodas de plata. En esa etapa volvieron a compartir reuniones y, también, una de sus pasiones, el tejido así que decidieron comenzar con un proyecto de venta de prendas de lana que tuvo bastante éxito. Sus clientas comenzaron a preguntarles por talleres así que se lanzaron a ese desafío, el éxito fue tanto que optaron por enseñarles a las sanjuaninas a tejer con telar, crochet y a dos agujas.

En junio de este año recibieron la propuesta de enseñarles a estudiantes de la Escuela Susana de Castelli y no dudaron en aceptarla ya que uno de los objetivos que establecieron en el comienzo fue el de “sostener la inclusión de personas con discapacidad”, comentó Jácamo. El amor que recibieron de sus alumnas fue inmenso, como así también, la alegría de cada una de las clases.

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