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Opinión > Columna

Una pregunta y ni media respuesta

(Compartir mis escritos, tiene el carácter de la historia que en “El libro de los abrazos” cuenta Galeano, en "La función del Arte/1", cuando el niño, ante la inmensidad del mar, dice: - ¡Ayúdame a mirar! - )

Aquí, los hombres y mujeres que conformamos las poblaciones, no vivimos bien. Los habitantes de este “aquí” no tenemos “Tranquilidad”. Y hablo del “aquí” para facilitar la mirada. Facilitarla por la proximidad. Pero mi dolor y mi reclamo lo extiendo a donde haya hombres, mujeres y niños en las condiciones que apunto.

La enajenación y la indiferencia no procuran ni provocan Tranquilidad. Tal vez, simulan un estado de “estar bien”. Sólo lo simulan.

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Si hay hombres y mujeres y niños que sobreviven con hambre o que mueren de hambre, si hay hombres y mujeres excluidos de la construcción de la Cultura, eso es: sin trabajo. Si hay hombres y mujeres sin casa, o sin atención de la salud, o no tienen acceso a la formación, o no tienen la posibilidad de tener un libro entre sus manos. Hay una ruptura en la Sociabilidad.

Si hay un niño con hambre, o un hombre o mujer durmiendo en la calle y otro u otros con una acumulación de artificios. Hay una ruptura en la Sociabilidad. Eso es: no estamos bien. Eso es: un deterioro en la humanidad del niño con hambre o del hombre o la mujer que duermen en la calle y un deterioro en la humanidad de quien o quienes acumulan artificios.

Y pregunto: ¿no hay una cantidad de especialistas en el “estar bien” del hombre y la mujer? Especialistas en economía, en salud, en sociología, en educación, en política, en comunicación, en relaciones sociales, en trabajo social. Estos y otros que habemos ¿no somos especialistas en las humanidades?

Si hay hombres y mujeres del conocer como procurar la salubridad y la sociabilidad de los hombres y mujeres. Entonces: hay alguien o algo desconocido que provoca las carencias y la acumulación.

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Aquellos especialistas ¿Para quién o quienes hacen lo que saben? O estos, sí procuran la “Tranquilidad” y entonces, quien se opone al “estar bien” es muy poderoso.

Para dar una respuesta, tendremos que dilucidar qué es “el pensamiento calculador que obnubila a los individuos”. El pensamiento en que se engendra este sistema de convivencia que conocemos. Este sistema que es el único que conozco, porque siempre viví aquí, no hace posible la Tranquilidad, del hombre y la mujer. Este sistema de la desgracia y la acumulación, donde la cotidianeidad está determinada por el positivismo, en los textos se denomina “capitalismo”. Y tiene las dictaduras y las democracias, por las que pasan de la niñez a la vejez, los que carecen y los que acumulan.

Frente a esto lo que hay que hacer es: tener actitudes antisistema, siempre con la praxis diaria de nuestra cotidianeidad en el sistema. No excluirse.

Unas de las más fuertes son: confeccionarse el abrigo y cultivar la comida, y otra: priorizar “el libro” como objeto de atención.
Tendremos que definir “actitudes antisistema” y tenerlas en la praxis que propongo.

Una pregunta y ni media respuesta.

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