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Luis Rodríguez y una vida dedicada al mimbre

Luis despierta cada mañana con el entusiasmo de darle vida a una nueva pieza. Esa pasión con la que crea artesanías en mimbre la heredó de su padre y abuelo, reconocidos mimbreros de la provincia.

POR REDACCIÓN

15 de febrero de 2019

Luis se emociona hasta las lágrimas cuando habla de su material de trabajo: el mimbre. Pues al mencionarlo, recuerda a su abuelo, su padre, su tío y su hermano, y la herencia de amor y trabajo que ellos le dejaron. Todos son reconocidos por sus asombrosos trabajos, no sólo en la provincia, sino también en el país. “Hace poco hice un envío de 20 sillones a Córdoba”, afirma el artesano, orgulloso.

Su tío, fallecido hace unos meses, supo recibir a visitantes de Estados Unidos, Canadá y España, que lo buscaron admirados en su casa de Calingasta. “Cuando le conté a mi papá sobre la nota se emocionó muchísimo, me dijo que él también debería estar aquí”, comenta Luis.

Con mimbre traído de Mendoza y Chile, Luis pasa sus días tejiendo. “Trabajo desde que amanece hasta que me acuesto, es mi vida y la de toda mi familia. Es lo que ha dado de comer a los Rodríguez por generaciones y sueño con que lo siga haciendo”, explica el artista quien ya está comenzando a enseñarle los primeros tejidos a su hija, de sólo 8 años.

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Su casa está repleta de piezas originales, diseñadas, muchas de ellas por su abuelo. A pesar de que se lamenta por no poder producir más, cada rincón del hogar está tapizado por algún elemento de su creación y, actualmente, se encuentra en plena etapa de producción ya que muchos de sus canastos y artesanías serán expuestas en el stand de Chimbas en la Fiesta Nacional del Sol.

Sillones, canastos de todo tipo y tamaño, baúles, lámparas, objetos ornamentales, cunas, todo lo que él imagina, lo lleva a cabo con sus habilidosas manos. En sólo 15 minutos, puede terminar un canasto y en una tarde, un gran mueble tipo biblioteca.

Como Luis cuenta, en la actualidad el precio del mimbre ha subido mucho y cuesta conseguirlo en San Juan. “Quedan muy pocos mimbreros en la provincia, debido a los precios tan altos del producto y que el interés ha ido decreciendo”, afirma el artesano.

De igual manera, afirma que seguirá siendo su cable a tierra, uno de los motivos de su vida y la pasión que logra despertarlo cada mañana con el entusiasmo de darle vida a una nueva pieza. Seguramente, una que hable de la historia de su familia y el amor que heredó por el mimbre.

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