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Abran cancha que Argentina llegó a Qatar

Cerró la fase de grupo superando 2-0 a Polonia, se clasificó a octavos primera en el grupo y ofreciendo su mejor versión que vuelve a ponerla como candidata.

30 de noviembre de 2022
Argentina fue un equipo sólido, sin fisuras, solidario y ganador. Foto: gentileza.

De menos a más. Marcando un camino que empezó sinuoso en este Mundial, en el que se fue acomodando por la presión y obligación, y en el que logró encontrarse para evidenciar, hasta ahora, su mejor versión. Así es esta Argentina moldeada por Scaloni. Desagrada o gusta. El término medio no le sienta. Y ante Polonia encontró el rumbo por primera vez en Qatar. Ganó 2-0 que pudo ser por mucho más y eso alimenta la ilusión.

Jugó bajo presión, pero no se notó. Y si los futbolistas lo estaban, les tomó un cuarto de hora sacudirse y ponerse el overol. Porque hubo que trabajarlo. Tercer partido y tercera formación diferente. Nadie tiene el puesto asegurado. Y mientras el DT busca el ideal, en cancha hubo movimientos tácticos que marcaron el desnivel. Fue cuando Argentina abrió la cancha con Nahuel Molina y Marcos Acuña, ambos fueron la punta de lanza para todo lo bueno que luego llegó.

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Los marcadores de punta fueron prácticamente delanteros, sobre todo Acuña. Desnivelaron con sus escaladas para terminarlas con centros rasantes –primer punto a destacar porque no hubo jugadores altos-. Argentina supo leer el partido que se preveía más complejo.

El mediocampo tuvo su mejor puesta en escena. En su debut como titular, Enzo Fernández se adueñó del ombligo de la cancha. Práctico para recuperar y repartir. Cubriendo todos los sectores. Apoyado por la solidaridad de Rodrigo De Paul y Alexis Mac Allister, que no sólo cubrieron las espaldas de los laterales cuando pasaron al ataque, sino que tuvieron un juego interno destacado para ofrecer otra forma de ataque.

Es que Argentina debió buscar el camino al triunfo. No le llegó solo. Porque Polonia fue mezquina, se metió atrás y utilizó el recurso de haber llegado al partido mejor parado en la tabla. Le tiró toda la obligación a Argentina y esta respondió.

Porque mientras Di María le aportó profundidad, tuvo precisión en su juego. La albiceleste fue dinámica, nunca se frenó y en su ambición estuvo la llave del triunfo. Además, halló en Julián Álvarez un atacante con otra dinámica, moviéndose por todo el frente. Con ello, más allá de inquietar a la defensa, arrastró marcas para darle mayor libertad a Messi, que con pases precisos o buscando su gol inclinó siempre la cancha para ser el líder y sobreponerse a un penal errado.

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Argentina marcó el rumbo y destino del partido, y lo ejecutó en el complemento. Marcó dos goles de enorme factura porque siempre los buscó e insistió hasta que los logró. Necesitaba un partido así, con picos altos en cuanto a individualidades y sólido grupalmente. Volvió a encontrar las conexiones y desde el inicio mismo explotó las llaves que tenía para desnivelar y jamás se relajó. La albiceleste se encontró. Ganó con justicia. Mejoró en el partido que debía hacerlo. Ahora se vienen los octavos de final y ante Polonia alertó al resto porque Argentina, ahora sí llegó a Qatar.

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