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Opinión

Carta abierta a la grotesca ultraderecha autóctona

La pandemia, al costado del horror de las muertes, nos puso de frente a dos miserias que nunca estuvieron muy ocultas, una que nos provoca dolor e indignación, que son las villas donde el capitalismo acumula a los más excluidos, residuos de su funcionamiento, y otra que soportamos en nuestra cotidianeidad, con desconfianza porque no ignoramos su poder de confusión y daño, esta miseria es la ultraderecha, que ahora salió a proclamar su discurso contra la protección de la salud frente al martirio de tanto desconcierto y tanta muerte. No carecemos de testimonios de su carácter, fueron partido político y fueron gobierno, y así destruyeron la salud pública, la educación pública y la tranquilidad en lo público. Para estos no hay “Propiedad Social”, esa propiedad que no se privatiza, que nosotros si conocemos. Nosotros somos los otros de ellos.

Resumo, para no ocasionar dudas: la derecha es ese rebaño de hombres y mujeres que no tienen como esencial en su pensamiento y en el desarrollo de sus vidas al “Hombre” (en el texto uso el vocablo “Hombre” como una generalización, ya que “Sujeto” e “Individuo”, también ponen en masculino la referencia), desde ahí la apropiación y la acumulación, el pensamiento calculador los obnubila y es el único que practican, hagan lo que hagan. Con una extrañeza, a simple vista, de la que hay una clara explicación, este rebaño aglomera a ricos (en términos de su mercado) y a no-ricos. Es una admiración al poder y una debilitación de la Subjetividad.

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Ahora la ultraderecha, salió a proclamarse en contra del cuidado de la población en cuarentena, en contra de los hombres y mujeres que se protegen del virus de la pandemia. No ignoran los contagios ni las muertes. Acusan al Presidente de la Nación y a los Médicos expertos que lo asesoran. Unos son buscadores de rendijas absurdas para hacer política partidaria. Y otros, con su miseria en hilachas sólo vociferan y firman solicitadas moviéndose detrás del que lleva el cencerro. Así se moviliza la ultraderecha. Así hay invasiones y muertes en América Latina, en medio Oriente. Son los dueños de las industrias de las armas, de las vacunas, y de las vidas en los países más pobres del planeta. Los “representantes” locales, la ultraderecha autóctona, sin tener menos alcance en su pulsión a la perversidad, son más grotescos, desde un viejo intelectual a actores decadentes y bailarines en decadencia, divas y mediáticas, mitad de carne y mitad de plásticos, y adentro de esta secta criolla, garabatos de alguien que, con la necesidad de dar rasguños en alguna identidad, cuando firman, debajo ponen que son profesores en la Universidad. Aclaro: ser profesor de una Universidad no los convierte en Intelectuales, por si esa es una aspiración que los hace arrimarse al rebaño firmando el papel que los fascina. Son grotescos y obvios. Firman en contra del aislamiento como si el fundamento de este fuese un antojo del Presidente y de sus asesores Médicos, o estuviese escrito en la doctrina peronista. El anti peronismo mueve y hace hablar al viejo intelectual y a algún otro de los más lúcidos, que entre el rebaño de grotescos no son muchos.

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Para que sepan donde me sitúo y me pongo en movimiento: tengo una Utopía extrema – que, en sí, es un tratado-. “De cada cual según su capacidad a cada cual según su necesidad”. Por lo tanto, en conceptos hegelianos: soy dialécticamente peronista.

Un texto no obvio para los obvios, que hablan de “infectadura”.
Primero las Vidas…….porque, primero es la Vida.
Y después lo demás, entre ese demás, la política partidaria, y la economía.
Pensé que esto es obvio, y que, por eso, yo no lo escribiría.
En un buen diccionario de una prestigiosa Editorial dice:
Obvio: 1) que se encuentra o pone ante los ojos, 2) muy claro o que no tiene dificultad
Pero por lo que leo en ese libro, esos significados son incompletos. O la expresión de los significados está incompleta.
No voy a agregar conceptos, ni explicaciones. No debo. Porque yo me formé y habito en un territorio donde: Primero es la Vida…….me significa, lo obvio.

A muchos de los integrantes de este rebaño de voceros del odio los moviliza el poder económico, el pensamiento calculador y lo que ellos llaman “la razón del mercado” y a otros tantos los moviliza la ignorancia y la admiración por los primeros.

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Hablan en contra de la atención y protección de la salud, dando cifras, diarias, mensuales, anuales, de muertes en nuestro país y en el mundo, en la situación normal, eso es: sin pandemia. Y comparan cuantitativamente. Intentan poner esas cifras, frente al número de muertes por la enfermedad de la pandemia, y levantan la voz y multiplican los gestos con las manos y con el rostro, cuando expresan la frase, “y en aquellas muertes la gente no estuvo ni está en cuarentena”, “la gente no está encerrada en su casa”. Generalmente estos invitados, exhiben una nominación, cuando los presentan, de que “pasaron” por la Universidad. A la comparación que usan, intentan sostenerla en una falacia, la argumentación que usan es un palabrerío vacío. Aquellas muertes, diarias, semanales, anuales de las situaciones normales, tienen causas individuales, causas que se hacen singulares. Y las muertes por la enfermedad de la pandemia tienen, primitivamente, una causa común.

Si me detengo a pensar, un instante, digo: la muerte que es singular, cuando no hay pandemia tiene, primitivamente, tiene una causa particular, y durante la pandemia, tiene, primitivamente, una causa común.

Si los individuos, en épocas de no-pandemia, se quedan en sus casas encerrados, no los hace prevenidos de que mueran por un infarto o un cáncer o que se caigan en el baño y se golpeen la cabeza. En esta época de pandemia, la recomendación de quedarse en casa, de no tener contactos cercanos con otros, si previene. Y previene porque la causa, primitiva, es una causa común.

La causa, primitiva, es una causa común.

Estos personajes de la televisión y en la televisión, cuando hablan, usan la llamada “razón del mercado”. Y la Razón es sólo humana, es con la única que se puede argumentar “razonablemente”.

Y es común escuchar, esa comparación, porque con esa “razón” que los inviste sólo les es posible tener movimiento en eso que llaman y que ponderan, “sentido común”, que es una idiotez dictada por algún artificio oculto del poder.

La grotesca ultraderecha autóctona habla de defender la “democracia” y decirle “no al comunismo”. Son una vieja caricatura de alguna viejísima historieta.

No voy a discutir del sistema de convivencia en el que estamos y que estoy seguro que aun el “mejor de los gobiernos, los Sujetos somos vulnerables. Y de comunismo no voy a decir algo porque sólo conozco, de lo que puede ser, por mis lecturas…….de lo que puede ser. Sí estoy seguro que, a mi Utopía, “la alcanzaríamos”, si fuésemos Sujetos del Sentido. Y no lo somos, aun…….no lo somos nosotros y nunca ustedes.

Y, por vuestro (falso) temor por la democracia, tengan en cuenta que: La democracia no se agota, no se vacía de significado.

Si pensamos que: se agota, se vacía de significado, es que la democracia no está construida. Construida, es: “el pueblo es soberano”, “cada individuo es soberano”, esto es: cada individuo está formado (como mínimo para pensar lo público como Propiedad Social), tiene ejercicio de reflexión. Es Sujeto Social, y se sabe Sujeto-haciéndose Sujeto.

La democracia no se agota. No se vuelve atrás en la salubridad del Sistema de Convivencia.

Así es que, búsquense otra amenaza

Tengamos en cuenta, que:
“La Palabra está asociada al pensamiento”. A decir de Hegel
“Lo que más requiere pensarse en este tiempo problemático, es que no pensamos todavía” - Martin Heidegger

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