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Judiciales > Veredicto

Crimen de Fernando Báez Sosa: el futuro de los rugbiers luego del veredicto

Los condenados podrían ser encarcelados en el interior de la provincia de Buenos Aires.

POR REDACCIÓN

06 de febrero de 2023
Los rugbiers fueron condenados a la Justicia. Foto: gentileza.

Durante el Servicio Penitenciario Bonaerense  (SPB) alojó a los condenados por asesinar a puñetazos a Fernando Báez Sosa. Los rugbiers podrían ser alojados en cárceles alejadas de su familia debido al hacinamiento y sobrepoblación de los edificios.

Lo que vivieron en la Alcaldía N°3 de Melchor Romero y la Unidad N°6 de Dolores no puede llamarse un encierro VIP. Las condiciones edilicias son las mismas que en cualquier otra cárcel. El RIF, resguardo de integridad física, es un dispositivo para evitar ataques, en este caso de detenidos que buscan hacer su fama hiriendo a otro preso de más fama, una constante en la vida tumbera. El SPB es, básicamente, el responsable final de sus vidas y su seguridad. Nadie querría un escándalo de esta magnitud, lo que mantuvo a los rugbiers seguros en todo este tiempo.Pero  todo esto puede cambiar.

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Fuentes allegadas expresan que la situación de los rugbiers se definirá en base a las condenas dictadas y los pedidos de cupo que hagan los magistrados. Así, entrarán en una realidad carcelaria totalmente distinta.

El resguardo de integridad física podrá ser mantenido, pero en base a sus penas. podrán ser separados y enviados a distintos penales, donde se encontrarán con el principal problema del SPB: el hacinamiento y la sobrepoblación. Las cárceles bonaerenses tienen una capacidad nominal para cerca de 30 mil detenidos. Hoy, superan los 52 mil, de acuerdo a datos oficiales.

El penal de Campana, el más cercano a Zárate, sería el más idóneo para encerrarlos: la cercanía a las familias es un criterio que suele primar. Lo que ocurre en la práctica es otra cosa. Hoy, Campana se encuentra hacinado. Los rugbiers podrían ser alejados de sus familias, alojados en cárceles del interior bonaerense profundo, en unidades donde suele haber un 90 por ciento de detenidos de otras jurisdicciones.

A otros presos no les gustaba el misterio en la cárcel de Dolores. Desde dentro del penal, un veterano de años en las jaulas provinciales decía poco después de su llegada en el verano de 2020: “Loco, ¿qué onda ‘los rugby’? A cualquier guachito que ingresan lo apuñalan o lo cagan a trompadas o les roban las zapatillas, no como a estos giles que les hicieron una pieza para diez”. Otro interno también relataba en ese tiempo: “En el primer día vinieron a las cinco de la mañana, con un par de compas los vimos pasar nomás, pero rodeados de policías, ni las caras les pudimos ver. Estaba toda la comitiva del Servicio Penitenciario, y los que los movieron fueron todos los jefes de penales, directores, jefe de visitas”.

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