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Policiales > Expediente del delito

De ser amigo pasó a ser su asesino

El caso del mozo que decidió invitar a un excompañero de trabajo a su casa y fue asesinado

POR REDACCIÓN

14 de junio de 2022

Una noche del alcohol se convirtió en su último día de vida. Murió acuchillado por un excompañero de trabajo.

El hecho ocurrió en la madrugada del domingo 31 de marzo del año 2019, todo se desarrolló en una vivienda de calle Recabarren al 1.100 en el departamento Rawson. En ese inmueble se reunieron a beber y a compartir un momento dos excompañeros de trabajo, quienes por casualidad se cruzaron en la calle y el mozo Aldo Agustín Pérez decidió invitarlo a su domicilio, donde terminó asesinado.

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Pérez, de 67 años, vivía solo. Tenía poco contacto con familiares y tras aquel encuentro casual en la calle con Alfredo Rojo, su asesino, surgió la invitación a su domicilio particular.

El hecho de sangre fue descubierto por un vecino de Pérez, quien observó que la puerta principal de la casa estaba abierta, al igual que el portón de rejas.

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Cuando este vecino ingresó al inmueble se encontró con el peor de los escenarios, un cuerpo en el piso sobre un gran charco de sangre.

Allí comenzó la investigación, la cual a las pocas horas arrojó los primeros resultados, logrando la primera detención junto a otras, entre las cuales estaba el asesino del mozo.

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Desde la sección Homicidios por aquel entonces, a cargo del comisario Ángel González, se dijo que en aquella mañana recabaron una importante cantidad de elementos de prueba que condujeron al presunto homicida.

Testimonios de vecinos y hasta el de un almacenero del barrio, fueron de suma importancia para los investigadores, quienes detuvieron rápidamente a Jhonatan Alfredo Rojo, un joven de 22 años, apodado el Piolín o el Piolita quien había sido reconocido por algunas de las personas que aportaron su testimonio y habían visto a Rojo bebiendo alcohol con Aldo Pérez.

A Rojo se le secuestraron prendas de vestir manchadas con sangre y tras cotejar la policía Científica algunas otras pruebas como las huellas de Rojo en la reja del portón que estaban perfectamente definidas porque eran manchas de sangre, estas fueron determinantes como prueba para situarlo al homicida en la escena fatal.

El móvil del crimen fue porque el piolita habría querido seguir bebiendo a costas de Pérez y ante la negativa del dueño de casa de darle más dinero para comprar alcohol, Rojo se habría enojado y en un brote de violencia atacó por la espalda al dueño de casa y le cortó el cuello, además de propinarle algunas puñaladas en el cuerpo, una de ellas certera en pecho que le causó la muerte.

Rojo huyó de casa con una moto de 110 cc. que pertenecía a la víctima, la cual nunca fue hallada. Para la Justicia quedó claro que el autor del crimen se la había llevado, ya que la ex pareja declaró que Rojo había llegado en la moto a su casa ubicada en el barrio Valle Grande y luego se fue en ella.

La moto nunca apareció y se presume que alguien del entorno del asesino la desarmó y la vendió por partes.

La Justicia condenó Rojo a prisión perpetua por el brutal crimen que cometió, El Piolita, pasa sus días en el Servicio Penitenciario Provincial, abrazado a la religión evangélica y su madre Paola Gómez dice que no cree que su hijo haya sido el único interviniente en la muerte de Pérez, porque hubo otras personas entre ellas dos chicas menores, que nunca fueron implicadas en el hecho.

 

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