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Judiciales

Después de 13 años, piden elevar a juicio el crimen de Nora Dalmasso

El viudo Marcelo Macarrón es el único acusado de homicidio calificado por el vínculo y alevosía, delito que tiene la pena de prisión perpetua.

POR REDACCIÓN

23 de septiembre de 2019

A casi 13 años del asesinato de Nora Dalmasso, llegó el pedido de elevación a juicio de la causa con el viudo, Marcelo Macarrón, como único acusado de homicidio calificado por el vínculo y alevosía, por precio o promesa remuneratoria. El fiscal Luis Pizarro le había agravado la imputación a fines del año pasado y el delito que se le imputa admite solo una pena: prisión perpetua. Deberá afrontar un jurado popular, si es que la defensa no interpone una oposición o si lo hiciera, pero esa oposición le fuese rechazada.

Pizarro, el quinto fiscal de la causa, entiende que Macarrón mandó a matar a su mujer; así se lo notificó en noviembre pasado. Desde marzo de 2016, el traumatólogo estaba imputado por "homicidio calificado por el vínculo".

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Ese día, Pizarro afirmó: "Hemos descartado la hipótesis de autor material, aunque Macarrón sigue siendo investigado como instigador". Fuera de esas expresiones, nunca más dio precisiones. Admitió que podrían haber participado más personas en el homicidio.

El 26 de noviembre de 2006, Dalmasso fue asesinada en su casa de Villa Golf, de Río Cuarto, mientras su marido participaba de un campeonato de golf en Punta del Este; la hija estaba en los Estados Unidos y el hijo, Facundo, en Córdoba.

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La hipótesis de un "crimen económico" se basa en que Nora, presuntamente, habría amenazado con revelar datos de negocios de su marido y de sus amigos. La investigación del caso siempre estuvo marcada por el escándalo y provocó la renuncia de varios funcionarios provinciales.

En 2007 el fiscal Javier Di Santo, a partir de la declaración de un testigo con retraso mental que después se desdijo, imputó de hurto calificado, homicidio calificado y abuso sexual a Gastón Zárate, un albañil que trabajó en la casa de Villa Golf, en Río Cuarto. Fue el "perejil" del caso y la acusación en su contra motivó una movilización a favor de la libertad del joven, al que la sociedad local consideró un chivo expiatorio.

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Con Zárate todavía imputado, el mismo fiscal acusó al hijo de la víctima. Ambos fueron sobreseídos cinco años después cuando llegaron los resultados de estudios del FBI que establecieron que el ADN de las muestras es de Marcelo Macarrón.

Daniel Miralles, el cuarto fiscal, imputó a Macarrón en base a las pruebas de ADN; creía que el viudo habría viajado el 25 de noviembre desde Punta del Este hasta Río Cuarto, tener relaciones, matar a su mujer y volverse para jugar al golf al día siguiente. La defensa del traumatólogo empujó a la renuncia al fiscal después de pedir su apartamiento.

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