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Economía

El FMI advirtió que la economía global pasa por un "momento delicado"

POR REDACCIÓN

02 de abril de 2019

La directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió que la economía global ha perdido fuerza y se encuentra en un momento "delicado", aunque dijo que en el Fondo no ven una recesión en el corto plazo y esperan que el crecimiento repunte en lo que resta del año y en 2020.

"La economía mundial se encuentra en un momento delicado", advirtió Madame Lagarde.

En un discurso en la Cámara de Comercio, días antes del inicio de la reunión anual del FMI y el Banco Mundial, en Washington, Lagarde graficó el cambio en el escenario global con dos datos: hace solo dos años, el 75% de la economía mundial experimentó un repunte; este año, el Fondo prevé que el 70% de la economía mundial experimente una desaceleración.

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"Corresponde recalcar, sin embargo, que no vemos una recesión a corto plazo. De hecho, prevemos cierto repunte del crecimiento en el segundo semestre de 2019 y en 2020", completó Lagarde. El crecimiento mundial ha estado desacelerándose en los últimos meses, en gran medida debido al aumento de las tensiones comerciales -desatadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump- y al endurecimiento de las condiciones financieras en el segundo semestre de 2018. Lagarde caracterizó este momento con un término: "desaceleración sincronizada", para remarcar el cambio de panorama respecto del "crecimiento sincronizado" que vivió el mundo en los últimos años.

Al mismo tiempo, Lagarde dijo que se prevé que la actividad económica mundial se beneficie del último giro en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, que puso pausa en su proceso de suba de tasas, y de un mayor estímulo en China.

"Pero, nuevamente, corresponde recalcar que el repunte previsto del crecimiento mundial a finales de este año es precario", matizó Lagarde. "Es vulnerable a diversos riesgos a la baja, entre ellos, las incertidumbres relacionadas con los países, como el Brexit, y las incertidumbres más amplias, como los elevados niveles de deuda en algunos sectores y países, las tensiones en torno a la política comercial y la sensación de intranquilidad en los mercados financieros", detalló.

En una advertencia que bien puede caberle a la Argentina, Lagarde dijo que "si el endurecimiento de las condiciones financieras fuera más marcado de lo esperado", eso podría generar graves dificultades para muchos gobiernos y empresas para afrontar pagos de la deuda, y "podría amplificar los movimientos del tipo de cambio y las correcciones en los mercados financieros".

Lagarde dijo que los países deben "hacer un uso más inteligente de la política fiscal, que, a su vez, significa encontrar el equilibrio adecuado entre el crecimiento, la sostenibilidad de la deuda y los objetivos sociales".

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Tal como ha hecho antes, Lagarde dejó entrever su preocupación por la guerra comercial entre Estados Unidos y China (por ahora, también en pausa) al indicar que colocar aranceles generará una caída del producto bruto del 0,6% en Estados Unidos y del 1,5% en China , las dos economías más grandes del mundo. Dijo que las tarifas al comercio no son una solución, y afirmó: "Estas son heridas que pueden autoinfligirse y deben evitarse".

Thomas Donahue, presidente y CEO de la Cámara de Comercio, fue taxativo al referirse a la guerra comercio entre Washington y Pekin al afirmar que Estados Unidos debe comerciar con el resto del mundo porque. La opción de una economía doméstica, en su visión, acarrea un destino mediocre: "Vamos a convertirnos en un país insignificante", dijo.

Uno de los tramos del discurso estuvo abocado al costo de la corrupción. Lagarde mencionó los estudios del Fondo que detectan "una pérdida masiva de ingresos públicos y un gasto público de menor calidad" frente a la corrupción. El FMI estimó que, dentro de un grupo de economías similares, un menor nivel de corrupción está asociado a una recaudación más alta. También existe un vínculo entre una mejor gestión de gobierno y puntuaciones académicas más altas y un gasto más eficiente en infraestructura esencial: en rutas, escuelas y hospitales.

"Estos nuevos análisis confirman lo que todos sospechamos desde hace tiempo: la corrupción reduce el crecimiento. Aumenta la desigualdad. Alimenta la desconfianza", enfatizó.

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