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El papa Francisco murió con solo 90 euros
Fiel a su vocación jesuita, Francisco vivió sin bienes materiales ni lujos personales. Rechazó su salario como pontífice y eligió una vida simple hasta el final.
POR REDACCIÓN
El papa Francisco dejó un legado que va más allá de sus palabras y gestos públicos: su vida fue una muestra coherente de humildad y desapego material. A pesar de haber sido la máxima autoridad de la Iglesia Católica, Jorge Mario Bergoglio falleció con apenas 90 euros en su haber, según reportó el sitio especializado Celebrity Net Worth.
Desde su elección como sumo pontífice en 2013, Francisco dejó en claro que su camino no estaría marcado por los privilegios del poder. Rechazó instalarse en el Palacio Apostólico, la tradicional residencia papal, y optó por vivir en la Casa de Santa Marta, un espacio mucho más sencillo que comparte con otros religiosos dentro del Vaticano.
La austeridad fue una constante en su día a día. Sus desayunos eran simples, se trasladaba sin ostentaciones y evitaba cualquier lujo innecesario. Aunque tenía acceso a vehículos oficiales, seguridad permanente y todos los recursos del Vaticano, solo los utilizó cuando era estrictamente necesario y siempre con fines institucionales.
Incluso su salario como Papa fue motivo de renuncia. Según reveló el diario Mirror, Francisco tenía derecho a un ingreso anual de 340 mil euros. Sin embargo, él mismo confirmó en el documental Amén: Francisco Responde que nunca aceptó ese dinero: “A mí no me pagan nada. Cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”, expresó con naturalidad en una de las escenas más recordadas.
Su elección de vida estuvo guiada por su formación jesuita y el voto de pobreza que abrazó desde joven. No tuvo cuentas bancarias, propiedades ni vehículos a su nombre. Todos los gastos relacionados con su función como líder de la Iglesia fueron cubiertos por el Vaticano, según lo estipulado por el protocolo.
Francisco vivió —y murió— como predicó: con sencillez, coherencia y un fuerte compromiso con los valores cristianos. Su figura quedará en la memoria no solo por su mensaje de paz y justicia social, sino también por haber sido un ejemplo viviente de humildad.