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Opinión

La edad y promedio de vida de los presidentes argentinos

¿En la Argentina, es cierto que ser Presidente afecta la salud?

Uno de los requisitos que la Constitución Nacional establece para ser presidente y vicepresidente de la Nación, es el de tener treinta años de edad como mínimo. En este sentido el artículo 174 de la Constitución de la provincia de San Juan, reproduce el mismo requisito para ser gobernador de la misma.

Sin embargo, a pesar de que se constitucionalmente se admite que sea presidente un individuo de tan corta edad, como lo es quien tiene apenas tres décadas de vida, de los cuarenta y un presidentes constitucionales que desde el año 1854 condujeron los destinos del país durante los veintinueve períodos que se iniciaron, casi la mitad (veinte) asumió la presidencia teniendo “cincuenta y pico” de años, diez lo hicieron con “sesenta y pico”, seis con “cuarenta y pico”, dos con “setenta y pico” y dos con “treinta y pico”.

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Los veinte presidentes que asumieron el cargo cuando tenían “cincuenta y pico”, fueron Urquiza (53), Derqui (50), Sarmiento (57), Roca (55 al asumir su segunda presidencia), Sáenz Peña, Roque (59), Alvear (54), Justo (55), Ortiz (51), Perón (50 en la primera presidencia y 56 en la segunda), Guido (51), Lastiri (57), Alfonsín (56), Menem (59), Rodríguez Saa (54), Kirchner (53 cuando asumió el 25 de mayo de 2003 para completar el período iniciado el 10 de diciembre de 1999, y la misma edad al iniciar su propio período de cuatro años, el 10 de diciembre de 2003), Fernández, Cristina (54 al iniciar su primer período presidencial y 58 al iniciar el segundo) y Mauricio Macri (56).

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Los diez presidentes que, al asumir su cargo, tenían “sesenta y pico”, fueron Sáenz Peña, Luis (69), Uriburu, José Félix (63), Quintana (68), Yrigoyen (64), Castillo (68), Illia (63), Cámpora (64), Menem (65 al iniciar su segundo mandato), De la Rúa (62) y Duhalde (60).

Tenían “cuarenta y pico” de años al asumir sus respectivas presidencias, Mitre (41), Juárez Celman (42), Pellegrini (43), Figueroa Alcorta (45), Frondizi (49) y Martínez de Perón, María Estela (43). Por su parte tenían “treinta y siete” años de edad, al iniciar sus presidencias, Roca y Avellaneda. De estos dos útlimos, el más joven fue Avellaneda, porque inició su presidencia con 37 años y 9 días, mientras que Roca tenía 37 años y 87 días. Paradójicamente, también fue Avellaneda el presidente argentino que vivió menos cantidad de años, pues falleció de una nefritis (infección renal), cuando apenas tenía 48 años de edad.

          Los mandatarios que asumieron sus cargos cuando tenían más de setenta años, fueron Yrigoyen (76 al iniciar su segunda presidencia el 12 de octubre de 1928), y Perón (78 al iniciar su tercer mandato el 12  de octubre de 1973). En este último caso cabe destacar que no terminó su tercer período, porque falleció el 1 de julio de 1974, y en el caso de Yrigoyen, si bien fue destituido el 6 de septiembre de 1930, no hubiera culminado su período porque su deceso se produjo el 3 de julio de 1933.

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          Es además curioso observar la uniformidad que, en este sentido, se ha presentado entre los doce presidentes que gobernaron durante los gobiernos militares surgidos de los seis golpes de Estado que se produjeron en nuestro país entre 1930 y 1983. Advierto que el término “uniformidad”, en este caso, no lo utilizo para referirme a los “uniformados” u hombres de armas, sino para destacar que, de los doce, once asumieron sus cargos teniendo “cincuenta y pico” de años (Ramírez –59–, Farrell –57–, Lonardi –59–, Aramburu –52–, Onganía –52–, Levingston –50–, Lanusse –52–, Videla –50–, Viola –56–, Galtieri –55– y Bignone –54–), mientras que solamente José Félix Uriburu, tenía “sesenta y pico” al iniciar su mandato, ya que contaba con 62 años de edad cuando provocó el primer golpe militar en la Argentina el 6 de septiembre de 1930.

          Pero además,  porque se sabe lo compleja que es la tarea de gobernar la Argentina, y los descalabros que esa tarea puede generar en quienes son electos para desempeñar la primera magistratura, resulta interesante analizar, más allá de la edad que tuvieron los presidentes argentinos a la hora de asumir sus cargos, qué promedio de vida han tenido.

     De acuerdo a estudios realizados en el año 2010, la edad promedio de vida, en el mundo, es de 70 años. Pero ese promedio varía en diferentes zonas del planeta: así por ejemplo, en Europa y América del Norte, la edad promedio de vida es de 73 años, mientras que en Oceanía es de 71 años, en Latinoamérica es de 70 años, en Asia es de 61 años y en África es de 55 años.

Según el informe anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los Estados con menor expectativa de vida son Zambia, con 37 años, Malaui con 40 años y Sierra Leona con 41 años. En el otro extremo, los países cuyos habitantes tienen mayor expectativa de vida son Andorra, con 83, China y Japón con 82 años, España, Suiza e Islandia con 81 años.

Respecto de la Argentina, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recopiló datos mundiales correspondientes al período comprendido entre 1990 y 2012, indica que la esperanza de vida aumentó un promedio de tres años. En efecto, según dicho estudio, hace dos décadas los argentinos llegaban a una edad promedio de 73 años, mientras que en la actualidad ese promedio es de 76. Si lo dividimos por sexo, los hombres pasaron de un promedio de vida de 69 años a otro de 73, mientras que el incremento en las mujeres fue de 72 a 77 años.

Si tomamos en cuenta la edad de algunos personajes históricos que vivieron entre fines del siglo XVIII y principios del siglo XX, más o menos contemporáneos entre ellos, advertiremos que el promedio de vida oscilaba en los 67 años.

Naturalmente que esto varía según los personajes que se consideren, pero logré obtener ese promedio sobre la base de la vida de quince hombres de relevancia histórica para nuestro país, a saber: Cornelio Saavedra (69), Adolfo Alsina (48), Juan José Castelli (48), Juan José Paso (75), Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano (50), Juan Bautista Alberdi (73), Domingo Faustino Sarmiento (77), José Benjamín Gorostiaga (68), José Francisco de San Martín (72), Nicolás Remigio Aurelio Avellaneda (47), Bartolomé Mitre (84), Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen (79), Bernardino de la Trinidad González Rodríguez Rivadavia (65), Juan Manuel de Rosas (83) y Juan Martín de Pueyrredón (72).

El número que aparece entre paréntesis, a la derecha de cada apellido, indica la edad que tenían esos personajes al fallecer. Debe considerarse que ninguno de ellos fue asesinado, como ocurrió por ejemplo con Justo José de Urquiza, Santiago Antonio María Liniers, Facundo Quiroga, Manuel Dorrego o el mismo Mariano Moreno.

Ahora bien, haciendo un estudio del promedio de vida que han tenido en nuestro país quienes ejercieron la primera magistratura, comenzando por el primer presidente argentino, Bernardino de la Trinidad González Rodríguez Rivadavia (quien gobernó desde el 8 de febrero de 1826 al 7 de julio de 1827), hasta Cristina Elisabet Fernández inclusive, y considerando en la lista a los doce presidentes que condujeron los destinos del país durante los gobiernos derivados de golpes militares, se puede descubrir que el promedio de vida ha sido de 70 años.

La curiosidad es que, si analizamos el promedio de vida de los 33 diferentes presidentes constitucionales, más Rivadavia (quien no fue constitucional, pero sí designado conforme a la ley de presidencia sancionada en 1826), se puede observar que el promedio de vida que han tenido es sustancialmente menor que el de los doce presidentes de facto: los primeros tuvieron un promedio de vida de 70 años mientras que los segundos de 85 años.

Por supuesto que estos resultados son relativos, porque el muestreo de los presidentes militares es menor que el de los constitucionales, y porque todos los presidentes militares que gobernaron durante períodos de facto, lo hicieron en los últimos ochenta y cinco años.

Otro dato interesante es que, tomando en cuenta a los 46 presidentes argentinos (constitucionales y de facto), solo uno vivió hasta los “cuarenta y pico” (Nicolás Remigio Aurelio Avellaneda, quien falleció a los 48 años de edad), y en el otro extremo, solo dos vivieron hasta los “noventa y pico” (Edelmiro Farrell, quien lo hizo hasta los 93 años y Roberto Marcelo Levingston, quien vivió hasta los 95).

Lo notable es que estos dos últimos (los más longevos), fueron presidentes “de facto” (es decir, gobernaron en el marco de gobiernos nacidos al amparo de golpes de Estado). En efecto, Farrell fue el segundo presidente militar del proceso iniciado con el golpe del 4 de junio de 1943, que derrocó al presidente Castillo, y Levingston fue el segundo presidente militar del proceso iniciado el 28 de junio de 1966 , denominado Revolución Argentina, que derrocó a Illia.

De los 46 presidentes, trece fallecieron a los “setenta y pico” (Urquiza, Sarmiento, Roca, Quintana, Figueroa Alcorta, Alvear, Castillo, Ramírez, Perón, Aramburu, Lanusse, Cámpora y Galtieri), diez fallecieron a los “sesenta y pico” (Rivadavia, Juárez Celman, Sáenz Peña Roque, De la Plaza, Uriburu José Félix, Justo, Guido, Lastiri, Viola y Kirchner), nueve a los “ochenta y pico” (Mitre, Sáenz Peña Luis, Uriburu José Evaristo, Yrigoyen, Frondizi, Illia, Ongania, Videla y Alfonsín), cuatro a los “cincuenta y pico” (Derqui, Pellegrini, Ortiz y Lonardi) y solo uno a los “cuarenta y pico” (Avellaneda).

En función de lo expuesto, hay una incógnita difícil de resolver: ¿ser radical trae aparejada cierta longevidad? Pareciera que sí, porque de los cinco presidentes radicales que fallecieron (Yrigoyen, Alvear, Frondizi, Illia y Alfonsín), cuatro tenían más de ochenta años (a excepción de Alvear, quien falleció a los 73 años de edad, habiendo sido, paradójicamente, el presidente radical que menos sobresaltos sufrió durante su gestión).

En definitiva, estos son datos cuyo análisis permita analizar si, en la Argentina, es cierto que ser presidente afecta la salud.

 

                                             Félix V Lonigro

                Prof Dcho Constitucional UBA, UB y UAI

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