Cultura y Espectáculos > Histórica reapertura
Una multitud escuchó cómo el órgano del Auditorio Juan Victoria volvió a sonar
El Auditorio Juan Victoria abrió las puertas de su sala este jueves 7 de octubre a las 21 horas con un concierto de órgano. El espacio cultural estuvo cerrado no solo por las restricciones sanitarias, sino que debió ser refaccionado por daños que causó el terremoto del 18 de enero del 2021.
Si bien el anfiteatro Buenaventura Luna alojó diversos espectáculos, el foyer y la sala principal no recibieron público por más de 18 meses. La última función dentro de la sala fue un concierto transmitido vía streaming por los 50 años del espacio cultural en el 2020.
Con aforo casi total, el órgano del Auditorio Juan Victoria volvió a sonar ante una multitud.
Una conversación ente un alemán y cientos de sanjuaninos
La primera función recibió al público con alfombra roja. Fue una noche de gala, en la que diversidad de la provincia asistió, desde mujeres con hábito hasta adolescentes con el pelo de colores, pasando por varones de traje a niños en bermuda.
La función comenzó con una recomendación. En primer lugar mantener el barbijo puesto durante toda la función, en segundo una advertencia: el protocolo en caso de sismo. Justo los dos eventos que mantuvieron cerrada la sala principal.
El concierto inició musicalmente con el Himno Nacional Argentino ejecutado por el argentino Matías Sagreras. De pie, el público entonó las estrofas ante un órgano restaurado que hizo literarmente vibrar el suelo, como si de un bostezo el gigante de metal se desperezara.
Lo que siguió fue el concierto que brindó Joseph Luy, el alemán que sin pronunciar una palabra en español conmovió a los sanjuaninos. Luy interpretó piezas de Bach, Sweelinck, Shuman, Reger y Hakim.
Opulencia, eso es lo que demostró Joseph. Porque mostró todo lo que puede brindar en cuanto a matices el órgano Walcker del Auditorio.
Fue una noche con varias perlitas. La primera fue ver cómo programaban, apretando interruptores, subiendo y bajando perillas, como si domaran un elefante o estuvieran a punto de hacer despegar un cohete.
Otra fue ver cómo con todo el cuerpo tocaba el órgano, brazos, dedos, pies, talones, todo su cuerpo en soledad para organizar lo más de 3500 tubos que componen el instrumento.
Casi sobre el final, una parte de las partituras de Joseph se cayeron y Sagreras lo acompañó y le sostuvo las partituras. Una postal paternal, la de un hombre leyendo un idioma que todos entendían. Otro fue la ejecución de la fuga, escuchar cómo iban apareciendo nuevas notas a medida que iba “desbloqueando” la programación y que el público agradeció aplaudiendo de pie.
Lo último, ya sin partitura, Joseph se puso a tocar, improvisando, dejó de lado esas instrucciones escritas en lenguaje musical y como en una conversación, el alemán demostró por qué el órgano es el orgullo de argentina.
Así cerró la histórica reapertura del Auditorio Juan Victoria.