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Sociedad > Calidad educativa

Uno de cada tres estudiantes de secundaria presenta ausentismo crónico que afecta su aprendizaje

El 34,9% de los alumnos de escuelas secundarias faltan a más del 10% de las clases, con mayor incidencia en escuelas estatales y zonas rurales, según un estudio que alerta sobre el impacto en el abandono escolar.

POR REDACCIÓN

Hace 1 hora
Los días con mayor ausentismo son los lunes (10,1%) y viernes (10,6%). Foto: Gentileza

Un reciente análisis realizado por la Secretaría de Educación reveló que uno de cada tres estudiantes de secundaria (34,9%) falta a más del 10% de las clases. Esta situación, denominada ausentismo crónico, representa un problema significativo que perjudica el aprendizaje y puede ser un indicador temprano del abandono escolar.

El estudio, basado en datos del Sistema de Gestión Escolar SiNIDE y adoptado por nueve provincias, muestra que el ausentismo es más pronunciado en escuelas estatales, con un 36%, frente al 29,2% en privadas. Asimismo, las zonas rurales registran un índice más alto (36,3%) en comparación con las urbanas (30,2%).

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Gracias a los registros diarios de asistencia, el informe no solo contabiliza las faltas, sino que también identifica patrones a lo largo del ciclo lectivo. En marzo, las ausencias son bajas (3,4%), pero aumentan en abril (8,4%) y superan el 10% desde mayo en adelante, manteniéndose hasta fin de año. Dos de cada tres estudiantes muestran un patrón de ausencias crecientes, mientras que uno de cada tres disminuye sus faltas con el avance del calendario.

Los días con mayor ausentismo son los lunes (10,1%) y viernes (10,6%), lo que sugiere un posible cansancio o desinterés asociado al inicio y cierre de la semana. La mayoría de los alumnos (60%) faltan uno o dos días consecutivos, mientras que las ausencias prolongadas son poco frecuentes.

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Los motivos para faltar han evolucionado. Además de enfermedades e imprevistos, se suman viajes familiares durante el ciclo escolar, dificultades para despertarse tras noches con uso de celulares, y actividades extracurriculares como talleres deportivos, que en ocasiones compiten con la asistencia regular a clases.

Manuel Becerra, profesor de Historia en escuelas de CABA, explica que el ausentismo tiene causas sociales variadas: “Una cosa es que los pibes falten porque tienen que cuidar a sus hermanos o trabajar porque los ingresos familiares no alcanzan; otra es que falten porque se van a Disney”. Señala además que las familias de sectores más acomodados suelen manejar mejor la organización institucional, mientras que en sectores vulnerables el vínculo con la escuela es más débil y la asistencia menos constante.

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Especialistas también cuestionan la laxitud normativa respecto a las inasistencias. Claudia Romero, doctora en Educación, señala que “en muchas instituciones se ha relajado el cumplimiento de la normativa respecto de las inasistencias en nombre de una inclusión educativa hipócrita”, y advierte que esta inclusión muchas veces no garantiza el aprendizaje real.

Viviana Postay, experta en gestión educativa, añade que la reincorporación automática de estudiantes con ausencias prolongadas ha convertido lo excepcional en norma, afectando la calidad educativa. “Hay una confusión que venimos abonando hace rato y tiene que ver con el concepto de ‘acompañamiento a las trayectorias’”, explica, y subraya la necesidad de reconstruir límites para evitar que se “inventen recorridos que no existieron”.

Bruno Videla, profesor en CABA, coincide y señala que “bajo el paradigma de la escuela que se adapta a cada alumno, el foco se pone más en evitar el abandono que en la calidad de los aprendizajes”, lo que genera que estudiantes con muchas faltas aprueben igual, rompiendo el sistema de incentivos.

Otro problema relacionado es la impuntualidad. Daniela Leiva Seisdedos, profesora en La Plata, comenta que “los alumnos entran a la hora que ellos deciden, o porque se durmieron o porque no les gusta la materia”.

Videla también resalta la pérdida de valoración social de la escuela y la responsabilidad de las familias: “Ningún registro digital de inasistencias va a ser más efectivo que la autoridad de los padres y el compromiso de hacer de la obligatoriedad de la asistencia un mandato real”. Por su parte, Leiva Seisdedos afirma que “las familias en general no toman dimensión de que la escolaridad irregular afecta seriamente el aprendizaje”.

El ausentismo docente también influye en este fenómeno. Romero indica que Argentina está entre los países con mayor ausentismo tanto de alumnos como de docentes, y que estos factores están relacionados, disminuyendo la percepción de valor del tiempo en la escuela.

El informe identifica tres grupos según la dinámica de ausencias: la mayoría (80%) tiene asistencia regular con faltas ocasionales; un 7,6% presenta ausencias intermedias con recuperación hacia fin de año; y un 3,1% muestra un patrón de desvinculación progresiva, con ausencias crecientes que llevan al abandono. Más de la mitad de estos últimos no se inscriben al año siguiente, evidenciando la necesidad de estrategias de reenganche y seguimiento temprano.

Además, se confirma la relación entre asistencia y rendimiento académico. Los estudiantes con asistencia sostenida promedian notas superiores a 6 en Lengua y Matemática, mientras que quienes faltan más obtienen promedios cercanos a 3,2. Postay destaca que “el vínculo entre asistencia y aprendizaje en la secundaria es básico”, ya que la interacción con pares y docentes es fundamental para el aprendizaje.

En cuanto a soluciones, Becerra señala que el ausentismo tiene causas estructurales que requieren políticas económicas y sociales, pero también apunta a la necesidad de que la escuela sea más atractiva, con recursos y propuestas artísticas y deportivas que incentiven la permanencia.

Nancy Montes sugiere intervenir en los días con mayor ausentismo proponiendo actividades que atraigan a los estudiantes, y resalta la utilidad de los sistemas de alerta temprana basados en registros digitales para detectar a tiempo a quienes están en riesgo de desvinculación.

El informe recomienda aprovechar la información actualizada para fortalecer estrategias preventivas y mejorar la calidad educativa. Claudia Romero agrega que es fundamental reducir el ausentismo docente y fomentar la responsabilidad familiar, mencionando que en países como Alemania e Inglaterra se aplican sanciones a familias por faltas reiteradas, siempre que las escuelas garanticen la asistencia de sus docentes.

Finalmente, la investigadora Montes concluye que cuantificar el ausentismo permite visibilizar una problemática estructural del sistema educativo presencial, destacando que faltar a clases tiene consecuencias negativas tanto en el aprendizaje como en las relaciones entre estudiantes y docentes.

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