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Economía > Preocupación en el sector

Comerciantes Unidos de San Juan asegura que por la crisis cierran unos 30 comercios

Desde la Cámara de Comerciantes Unidos de San Juan aseguraron que las ventas en kioscos y panaderías se desplomaron un 40%. La merma en el consumo y los altos costos aceleran el cierre de locales en toda la provincia.

Hace 2 horas
Uno de los locales cerrados en San Juan por la crisis.

En San Juan, el comercio de cercanía atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años. Los kioscos y las panaderías, que forman parte del día a día de los barrios, sufren una caída histórica en sus ventas, y los cierres de locales comienzan a multiplicarse en distintos puntos de la provincia. Según datos de la Cámara de Comerciantes Unidos, hasta el momento ya cerraron 10 kioscos y más de 20 panaderías, un reflejo claro del impacto de la recesión y de las medidas económicas nacionales en la actividad cotidiana.

“Las ventas en los kioscos y panaderías cayeron en un 40%”, indicó a DIARIO HUARPE Marcelo Quiroga, referente de la entidad. Este descenso de ingresos genera un efecto directo en la supervivencia de los comercios, que deben hacer frente a costos fijos cada vez más elevados, como alquileres, servicios y sueldos de empleados. Para muchos propietarios, mantener abierto un negocio con esa caída de ventas resulta inviable, y el cierre aparece como la única alternativa posible frente a la acumulación de deudas y la falta de liquidez.

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La situación no se limita a la pérdida económica de los dueños de locales, sino que también tiene un fuerte impacto social. Cada comercio que baja la persiana representa familias sin ingresos y trabajadores que pierden su empleo. Además, los vecinos de los barrios afectados deben trasladarse mayores distancias para acceder a productos básicos, lo que altera la dinámica de la vida cotidiana y genera un desgaste adicional en la comunidad. Los kioscos y panaderías no solo proveen alimentos y artículos de primera necesidad, sino que funcionan como espacios de encuentro y servicio de proximidad, cuya ausencia se siente de manera inmediata en los barrios.

Las panaderías, en particular, enfrentan un desafío aún mayor. La suba constante de la harina y de otros insumos, junto con el aumento de tarifas de servicios como electricidad y gas, encarece de manera significativa el funcionamiento de los hornos, indispensables para su producción diaria. En muchos casos, los dueños de estos locales se ven obligados a elegir entre mantener los precios al alcance de los clientes o cubrir los costos básicos, una situación que a menudo termina en cierre.

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Por su parte, los kioscos también sufren un fuerte deterioro en su rentabilidad. Con la caída generalizada del consumo, los clientes priorizan la compra de productos esenciales, dejando de lado artículos de menor necesidad o compras impulsivas. La disminución del 40% en las ventas significa que locales que antes vendían un determinado volumen diario de productos ahora apenas logran mantener la mitad de sus ingresos, mientras los gastos se mantienen o incluso aumentan. Este desequilibrio financiero obliga a muchos comerciantes a replantear la continuidad de su actividad, generando un efecto dominó que impacta en distintos barrios de la ciudad.

Si bien algunos intentan implementar estrategias de fidelización, promociones o ajustes de horarios, la realidad económica es adversa y los resultados suelen ser insuficientes para revertir la tendencia. La combinación de recesión, inflación y altos costos operativos crea un escenario hostil que amenaza con profundizar la ola de cierres en los próximos meses. La incertidumbre se ha instalado como un factor constante en la planificación de los comerciantes, quienes deben evaluar si mantener abierto un local representa un riesgo mayor que su eventual cierre.

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