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Departamentales

De los 1400 árboles plantados en La Bebida, solo quedan vivos una decena

La forestación se llevó a cabo en el periodo 2013 - 2016 en el lateral Sur de Ignacio de la Roza, desde calle Morón hasta el Jardín de los Poetas. Pero, a unos años de aquello, por falta de mantenimiento, casi todos murieron. 

POR REDACCIÓN

10 de diciembre de 2019

El plan, desde el punto de vista urbanístico y eco ambiental, era acertado.

Por un lado, apuntaba a darle verdor y oxígeno a una zona de terrenos baldíos, totalmente desértica; y a la par, sumar acciones verdes contra el calentamiento global.

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El plan se ejecutó en dos gestiones diferentes, pero ninguno supo sostenerlo en el tiempo, y por falta de mantenimiento,  la mayoría de los árboles plantados se murieron.

En agosto de 2013, en la gestión de Ana María López de Herrera, se plantaron, en tres kilómetros, 1000  árboles; principalmente, de la especie aguaribay (ver Mirá También).

Y en agosto del 2016, gestión de Fabián Martín, se plantaron 400 más (ver Mirá También).

Pero, de esa cantidad, solo quedan, como mucho, una decena. Y por lo visto, murieron por falta de riego y mantenimiento de las gestiones municipales.

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“Yo lo tenía bien custodiado al tema, porque junto con otros vecinos siempre salimos a caminar por esa zona”, contó a DIARIO HUARPE un vecino de La Bebida. “Los plantaron, los regaron una o dos semanas y después los abandonaron”.

Para la foto

En los dos actos, en el del 2013 y en el del 2016, participó la secretaría de Medio Ambiente de la provincia con todos los funcionarios de las áreas competentes. Incluso, con sacos y corbatas, tacos y carteras, tomaron las palas para inmortalizar en una foto la acción medio ambiental histórica (foto).

“Pura cháchara”, dijo otro vecino de la zona. “Lamentablemente, todo esto desilusiona, porque algo tan serio como la problemática medio ambiental no se puede tomar tan liviana”.

Vale remarcar que para llevar a cabo el plan de forestación las dos gestiones municipales y la secretaría de Medio Ambiente, invirtieron además de horas máquinas (para hacer los pozos y luego regar los árboles plantados), recursos humanos y monetarios. Y en este aspecto también la bronca de los ciudadanos. 

“Es que ésta es otra prueba más de cómo los gobiernos dilapidan los recursos públicos en proyectos que no sostienen en el tiempo”, sentenció otro vecino.

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