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Opinión

El Velorio

En barrio de un pueblo había fallecido un respetable vecino, al que habían velado toda lo noche con todos los homenajes necesarios.

Café para los parientes y amigos que se habían amanecido acompañando a los deudos, y un grapita por el frío. La viuda y dueña de casa había cocinado pasteles para los vecinos, mientras un gato la miraba desde el fogón.

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El Gato, se llamaba mundo. Fue así que para recibir a un pariente que llegaba tarde, la señora dejo un momento la fuente de papeles sobre la mesa.  El visitante dio sus pésames a la viuda. Cuanto esta se dio vuelta, vio que el gato se había comido los pasteles.

La señora explicaba entre lágrimas Y si señor el pícaro mundo de uno en uno, se los va llevando. Claro, se refería a los pasteles.

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