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Periodista sanjuanino, fanático de Mirtha Legrand, celebró el regreso de la diva a la televisión
Oscar Rodríguez dijo que no se perdió detalles del programa. Hace 20 años la conoció en vivo.
Por Facundo Merenda
El sábado 19 de diciembre Mirtha Legrand volvió a su clásico programa luego de nueve meses de aislamiento por la pandemia de coronavirus. El ciclo, que lleva su nombre y se emite por Canal Trece, estuvo encabezado por su nieta, Juana Viale, que la reemplazó durante todo este año y lo seguirá haciendo, según barajan en la producción. Sin embargo, la aparición de la diva no pasó desapercibida ante la mirada atenta de un fanático sanjuanino.
El periodista Oscar “Gallego” Rodríguez ocupó sus redes sociales y publicó: “Siempre es lindo volver a verte”. Junto a esa frase, compartió tres fotos del programa de la mujer que nació en Villa Cañás.
“Me gustó mucho la vuelta. Todos los seguidores la esperábamos”, comenzó diciendo el periodista a DIARIO HUARPE. “En lo personal esperaba volver a verla, pero cuando salió y caminó dos pasos para empezar a hablar me di cuenta el deterioro físico que tuvo”, agregó.
Acostumbrado a describir los hechos que suceden a diario en su trabajo en Canal 5 Telesol, Oscar es un observador nato de cada escena. Pudo percatarse de que antes de salir alguien sostenía a Legrand de un brazo, mientras que al soltarla inmediatamente fue su nieta quien le sirvió de apoyo para trasladarla hacia el sector del escritorio.
“Sabía que era una sola vez. No me lo perdí al programa, desde que comenzó hasta que terminó estuve sentado frente al televisor viéndolo”, explicó.
Rodríguez sostuvo que el formato televisivo tomó otra impronta con la incorporación de Juanita, como la conocen en el medio artístico. Sin embargo, reconoció que se extraña a la diva de los almuerzos.
“Uno está acostumbrado a un formato diferente. Juana le vino a dar un cambio de aire y es más extrovertida que la abuela. Mirtha es más estructurada”, sintetizó.
El periodista reconoció que la actual conductora le imprimió al programa su juventud, mientras que Legrand le daba algo más clásico. “Fue un antes y un después con la incorporación de la nieta”.
Lejos de esperanzarse con una nueva aparición de la nonagenaria, el sanjuanino confió en que la producción le dejará el lugar a Juana. Es más, Oscar explicó que estuvo ‘chusmeando’ en distintos portales artísticos y se especula con que el programa vuelva a llamarse “Almorzando con las estrellas”, como era originalmente cuando apenas inició la viuda de Daniel Tinayre.
“Creo que puede hacer otras apariciones, pero lo veo complicado”, mencionó.
El inicio del fanatismo
Rodríguez contó que es fanático de Mirtha Legrand “desde que tiene uso de razón”.
Todo comenzó cuando cursaba la primaria en la Escuela San Martín, en Capital. El joven vivía detrás de la Terminal de Ómnibus y en su casa era infaltable la compañía del televisor a la hora de almorzar.
Su abuelo, José María Sánchez, tenía prendido permanentemente el tele y esperaban juntos la llegada de Mirtha. El niño no podía irse a la escuela si no había visto parte del segmento con los invitados.
Eso cambió en la secundaria. Al pasar al turno mañana, Oscar se las ingeniaba para llegar a tiempo al almuerzo y no quedar afuera de las mesas de La Chiqui.
Colección de revistas y filmaciones
No conforme con ver el programa que antiguamente se emitía de lunes a viernes, Oscar usaba su videograbadora y guardaba aquellas entrevistas que para él eran de su interés. Claramente en aquellos tiempos era fundamental recopilar esos archivos debido a que no existía Internet o plataformas digitales que hicieran ese trabajo.
Los puntos de venta de revista en San Juan recaudaron mucho gracias a Oscar. Cuenta que tiene decenas de revistas donde Mirtha Legrand fue tapa.
Tanto las grabaciones como también las revistas las guardó en una caja de televisor y ahí perduran todavía. Asegura que cuando tiene algún tiempo libre les echa un vistazo.
Cara a cara con Mirtha
El 30 de octubre del 2000, Oscar cumplió 26 años. Al día siguiente, mientras acomodaba la vajilla que los invitados ocuparon en el festejo, escuchó que la otra semana iba Isabel Pantoja de invitada a la mesa de Mirtha.
Guiado por sus tradiciones españolas, Oscar movió cielo y tierra para conocer a sus dos referentes. Era un momento soñado para él.
Como ya había comenzado a trabajar como locutor en Radio Centro con su programa “Alma Flamenca”, le escribió un fax a la producción de Mirtha. La respuesta no tardó en llegar y el productor de ese entonces, Carlos Rottemberg, le proporcionó el número particular de la diva. El hombre le dijo que la llamara para acordar el viaje.
Oscar llamó, pero Mirtha estaba tomando un baño. Su pedido fue recibido por la colaboradora de toda la vida, Elvira. La mujer le confirmó que el 8 de noviembre iba a estar la cantante española junto a Legrand. Al mismo tiempo, le garantizó que no iba a tener problemas en ingresar al estudio.
En una semana preparó el viaje de su sueño. Recibió apoyo financiero del Centro Comercial de Santa Lucía que le pagó el traslado y el alojamiento.
Junto a él viajaron dos placas: una para Pantoja reconociéndola como ciudadana ilustre y otra para Mirtha por el apoyo a los periodistas del interior del país. También le regaló a cada una la imagen de la Virgen del Rocío.
Las luces se encendieron. Comenzó el show. Oscar, muy nervioso y con el corazón latiéndole a mil por hora, ingresó a la mesa e hizo la entrega de las distinciones. No faltaron los besos y las fotos que una periodista de la Revista Gente le retrató.
“A pesar de que San Juan esté lejos y retirado de la Capital, me gusta que haya un programa que defienda las raíces españolas”, fueron las palabras que Mirtha le dijo al sanjuanino.
Aprovechando su estadía en Buenos Aires, el 10 de noviembre del 2000 Oscar presenció el programa en donde Legrand recibió a la intérprete María Elena Walsh.
La costumbre
Luego de la visita, Oscar quedó en permanente contacto con la diva. Todos los 23 de febrero le llamaba para su cumpleaños. Esto se mantuvo hasta el 2019. Cuando Mirtha atendía lo primero que recordaba era el retrato de la Virgen que Gallego le obsequió.