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Productores caprinos denuncian falta de agua en 25 de Mayo
Sin agua para beber ni mantener a sus animales, Flavia Noelia Morales, productora caprina de Las Trancas, pide ayuda urgente.
Flavia Noelia Morales, productora caprina de Las Trancas, denuncia la crítica situación que enfrentan las comunidades rurales del departamento de 25 de Mayo, San Juan. "No tenemos agua para vivir", expresó en diálogo con DIARIO HUARPE.
Su reclamo se suma al de los puesteros de la comunidad huarpe Pinkanta, quienes también hace unos días, a través de este medio, pidieron soluciones urgentes a la falta de agua y la construcción de un acueducto, promesa incumplida por más de 50 años.
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El reclamo por agua
La realidad que enfrenta Flavia Morales es desgarradora. Su vida como productora caprina, que alguna vez prosperó en Las Trancas, hoy se ve amenazada por la falta de agua. “Hace unos años teníamos un pozo de agua en el kilómetro 416 de Ruta 20, donde llevábamos a los animales todos los días. Pero un día, la napa bajó y la bomba empezó a chupar arena. Desde entonces, hemos pedido ayuda al municipio y al gobierno provincial, pero la ayuda nunca llegó”, relató la productora.
Hoy el reservorio de agua de Flavia, un tanque australiano, cuenta con solo 6.000 litros y por eso la desesperación crece.
El municipio les proporciona el recurso vital cada 20 o 30 días. Le llevan en camiones tanques entre 7.000 y 10.000, para consumo humano. Es decir, para las familias puesteras cada gota cuenta.
Como el agua es insuficiente las comunidades rurales comenzaron a contratar camiones cisterna. Sin embargo, el costo de este servicio hoy es insostenible para ellos. “Nos cobran $100.000 por 10.000 litros de agua”, contó Morales, un costo elevado que se suma a la ya difícil situación económica de las familias de la zona.
“No es por hablar mal de nadie, pero sepan que el agua que nos traen para tomar viene sucia y con óxido”, reveló Flavia.
La pérdida de los animales y el impacto en la economía
La falta de agua ha devastado la producción ganadera de los puesteros veinticinqueños. Morales, relató que en su caso, de tener 300 cabras, hoy le quedan apenas 180, ya que muchas han muerto de sed y a otras las tuvo que malvender debido a la necesidad económica. "Ayer vinieron a comprar y no nos dieron más de $25.000 por animal", contó, señalando que los compradores también se aprovechan de la desesperación de los productores.
Además del impacto en la producción, la crisis ha afectado profundamente a las familias de los puesteros. Flavia tiene tres hijos, de 7, 16 y 18 años. Los dos mayores abandonaron la escuela para ayudar con los animales, ya que la falta de ingresos impidió que continuaran sus estudios. “Es la única entrada de plata que tenemos, y con eso nos ayudamos como podemos”, comentó Morales.
La promesa incumplida del acueducto
Al igual que las familias de la comunidad Pinkanta, los habitantes de Las Trancas llevan décadas reclamando la construcción de un acueducto.
"Hace más de 50 años que pedimos el acueducto, pero seguimos sin respuestas", explicó Morales.
A pesar de que en El Encón, a unos 50 kilómetros, hay una perforación, el agua no llega a sus tierras. "Incluso hicimos gestiones en San Luis, porque el acueducto de ellos está a 1.700 metros de nuestra comunidad, pero tampoco nos han dado respuestas".
La frustración es palpable entre los más de 80 puesteros que sufren la misma situación. “Nos sentimos abandonados a la buena de Dios”, expresó Flavia, quien recuerda con tristeza como esta zona solía ser la segunda más importante en producción ganadera de 25 de Mayo. "Antes las lagunas estaban llenas de agua, todo era verde, había ganas de vivir y de proyectar. Ahora no nos quedan ni las ganas".
Al límite
La paciencia de las comunidades rurales de la zona está llegando al límite. Para Flavia y los demás puesteros de Las Trancas, las promesas incumplidas de los políticos se sienten como burlas. "Sentimos que se nos ríen en la cara con las promesas del acueducto. Nos hacen lo mismo cuando denunciamos los aviones que vemos romper las tormentas", dijo en referencia a los aviones que denuncian alteran intencionalmente el clima y desvían las lluvias para proteger los cultivos de vid, pistacho y olivos que hay en los alrededores.
Las palabras de Flavia reflejan la desesperanza de una comunidad que, a pesar de haber sido históricamente productiva, hoy enfrenta la posibilidad de desaparecer. Las generaciones más jóvenes están abandonando el campo, dejando las tierras secas y sin vida. "Los campos están abandonados, solos y secos. Es muy triste lo que está pasando", se lamentó Flavia Morales.
Un llamado a la acción
Los productores caprinos de Las Trancas y de otras comunidades rurales de 25 de Mayo han soportado durante demasiado tiempo la falta de agua, promesas incumplidas y el abandono por parte de las autoridades. La situación actual es insostenible, y su pedido de ayuda es más urgente que nunca.
"No pedimos lujo, solo agua para vivir y para nuestros animales", concluyó Flavia, quien sigue luchando por mantener a flote su producción y su familia, a pesar de las adversidades.
Este llamado desesperado de los puesteros no debe ser ignorado. La falta de acceso al agua no solo amenaza la supervivencia de sus animales y cultivos, sino también la del ambiente que los contiene, que ha sido pilar de la producción ganadera en esa región de la provincia.