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Egresaron de la Escuela de Policía y ahora salen a trabajar para combatir la pandemia
Yamile, Federico, Lucas G. y Lucas F., dicen estar orgullosos por la tarea que tendrán que cumplir.
Por Facundo Merenda
Vocación de servicio. Eso es lo que tienen los 163 jóvenes sanjuaninos que se egresaron de la Escuela de Policía. La mayoría dice que estudió para defender los valores patrióticos, aunque también para bregar por el cumplimiento de las normas sociales. Sin embargo, este año fue atípico para todo el mundo debido a la pandemia de coronavirus que alteró algunos planes, si bien para ellos reforzó el ímpetu y las ganas de ayudar.
Yamile Vega tiene 22 años y es de Chimbas. Cuenta que su paso por la carrera, que duró tres años, fue un “logro muy grande”. La joven asoció su recibimiento al hecho de ser mujer.
“Cuesta llegar y más sabiendo que muchas veces estuvimos signadas por la debilidad o porque decían que no podíamos”, relató.
La chimbera notó que ese paradigma de a poco está erradicándose y le gustaría trabajar para llegar a ser parte de la Plana Mayor de la Policía de San Juan. Antes de obtener su título estuvo cumpliendo tareas en la Subcomisaría Santa Lucía Este. Allí, por la función que cumple, se bate día a día con el coronavirus. Dice que trabajar en pandemia requiere de un “compromiso muy grande” debido a que hay “mucho riesgo”.
“Debemos cuidar a la población en general porque hay mucha gente que no le interesa hacerlo. Aunque también tenemos que preservarnos nosotros mismos para proteger a nuestra familia”, comentó.
Yamile fue acompañaba de su mamá Ana Roldán y su pareja Díaz Joel. La pasión por esta profesión que hoy abraza viene por parte de su hermana mayor, Ruth Vega, que es oficial: “Ella es mi guía y referente”, expresó.
Una pasión
En la misma línea está Federico Oyarzún. El joven tiene 27 años y sostuvo que ese momento era muy esperado e importante para él porque lleva la “vocación en la sangre”. Tiene el legado de sus familiares maternos, los Beltrán, que pasaron por la Fuerza y ahora busca seguir por ese camino que trazaron.
“Tengo mucha vocación y quiero ayudar a la sociedad en lo que pueda”, contó.
Desde el 21 de septiembre está trabajando en la Subcomisaría Médano de Oro, departamento Rawson. Explicó que es una jurisdicción grande, pero destacó que hay un gran equipo de trabajo.
“A mí me latía salir a trabajar antes de que nos nombraran para poder colaborar con mis colegas en frenar la pandemia del coronavirus”, expresó.
Federico está entusiasmado por estar en la primera línea de batalla de la enfermedad, pero reconoce que es algo complejo debido al fuerte impacto del virus. “Quiero que esto pase pronto y por eso voy a aportar todo desde mi lugar. Hay mucha gente que la está pasando mal”.
El empuje de Federico se logró en gran medida por el apoyo de sus padres, Carlos Oyarzún y Alejandra Beltrán. Ambos lo esperaban con los ojos llenos de lágrimas que siguiendo el protocolo sanitario pudieron darse un ‘codito’ cuando terminó de jurar lealtad a la Fuerza.
Una alegría
Lucas Flores tiene 27 años y dijo que este momento representa un “una alegría” en su vida en medio de la pandemia. Es oriundo del departamento Pocito y hace un mes que está trabajando en la Comisaría 24ª de Rawson.
“Es complicado trabajar en este tiempo, hay que tener en cuenta todos los protocolos y hacerlo respetar. A mucha gente le cuesta acatar eso y tomarse al virus en serio”, expresó.
Flores contó que estudió la carrera de Seguridad Ciudadana porque notaba que había cosas en la sociedad que quería cambiar como el respeto a las normas. “Estoy acá para lograr que algo cambie, ese es mi objetivo”, comentó.
El pocitano fue acompañado de su pareja Cecilia y su hija Valkiria. Muchos familiares quisieron ir, pero por el distanciamiento prefirieron quedarse en casa.
Ejemplo de su hijo
Lucas González tiene 22 años y es del barrio Pie de Palo, departamento San Martín. Egresarse fue una emoción para él porque lo hizo ante la atenta mirada de su hijo Ciro de apenas 6 meses de vida.
El sanmartiniano señaló que quiere poner todo de su trabajo para que la sociedad y su hijo se vean reflejados en las buenas acciones de los efectivos policiales. “Siempre me gustó la Fuerza por eso decidí seguir este camino”.
Actualmente está cumpliendo servicios en la Comisaría 23ª del barrio Parque Rivadavia Norte. Califica como “difícil” el trabajo de los policías en este tiempo, aunque tiene esperanza de que todo vaya a mejorar. Junto a él estuvieron su mamá, Sandra Cortez, y su novia Florencia Flores.