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Más de 25 familias de un asentamiento se quejan porque no tienen ni una gota de agua para beber

Son del complejo habitacional Pedro Echagüe. Dicen que la situación es “desesperante” porque están todo el día para llenar apenas una botella de dos litros.

03 de febrero de 2021

Desesperadas. Así están más de 25 familias del asentamiento Pedro Echagüe en el departamento Santa Lucía. Aseguran que no dan más y buscan una respuesta para solucionar un conflicto vital: no tienen agua para beber.

Están en el interior de su precaria casa, pero el intenso calor y la falta de líquido los sitúa prácticamente en el medio del desierto. El paralelismo es una realidad. Para el consumo diario solamente alcanzan a llenar una botella de dos litros, aunque eso les demanda todo el día.

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El problema no es nuevo. Los vecinos comentaron que esta situación es de larga data, pero en los sectores 1 y 2 ya está medianamente solucionado. Sin embargo, los que habitan en el área 3 luchan cada jornada para subsistir. El agua proviene, según relataron, desde la repartidora del Richet Zapata.

Los moradores explicaron a DIARIO HUARPE que viven hace más de siete años en ese lugar debido a que no tenían recursos para elegir otro destino. Muchos de ellos se las rebuscan con distintos trabajos para poder hacerle frente a sus obligaciones, es más contaron que no tendrían problemas de pagar por el servicio de agua potable.

No sale prácticamente ni una gota. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Las familias están conectadas a una pinchadura del caño matriz. Desde ahí, a casi doscientos metros, recién empieza la línea de viviendas. El agua que sale del surgente es trasladada por un caño de media pulgada que está sobre la superficie de la tierra. El calor hace lo suyo y en ese trayecto va calentando el líquido hasta que finalmente desemboca en cada uno de los surtidores que están volcados sobre el piso para que, por lo menos, salga un hilo de agua debido a la falta de presión.

Los surtidores están en el piso para que haya un poco más de presión. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

“Los vecinos del fondo pasan con botellas para ir hacia otros sectores a buscar agua. Eso es constante. Con estos calores no podemos estar pasando por esta situación”, dijo Celina Brizuela, vecina de 32 años.

Las familias buscan una solución. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

La odisea del agua es constante. Todos los días están expectantes porque salga un poco más, pero no hay caso. Una de las familias se puso una pileta de lona, aunque no es para pasar el verano, sino para almacenar el agua y que los integrantes de esa casa puedan bañarse. Explicaron que esa pileta, de pequeñas proporciones, tarda aproximadamente un mes en alcanzar, apenas, los 10 centímetros.

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“Tenemos que estar hasta las 4 de la madrugada despiertos para ver si hay un poco más de presión y así poder higienizarnos”, precisó otra vecina, Patricia Inés Petina.

Las condiciones de salubridad no son las mejores. Los vecinos dijeron que tienen alimañas y todas las noches se encuentran con alacranes entre las sábanas debido a la falta de limpieza. Sobre la orilla de los ranchos hay un pozo en donde se amontonan los residuos y eso genera un olor nauseabundo hasta que pasa el camión recolector de residuos del municipio.

La basura colma un zanjón que limita con las casas. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Los habitantes señalaron que es escasa la participación de las autoridades municipales, sin embargo comunicados con este medio desde la Municipalidad de Santa Lucía reconocieron que pondrán contenedores para evitar que la basura esté en la calle. Además, se ofrecieron para ser los intermediarios en el reclamo que tienen estas familias con respecto al suministro del agua. 

La ayuda llegó, luego del sismo, para reparar las viviendas. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Afectados por el sismo

Muchos de los ranchos se vieron perjudicados por el movimiento telúrico de 6,4 grados que soportó San Juan el 18 de enero y las sucesivas réplicas. Por el sismo tuvieron roturas en las paredes y techos. Por ese motivo, desde el Ministerio de Desarrollo Humano están asistiéndolos con palos y nailon para que puedan reconstruir esas instalaciones que se vinieron abajo.

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