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Provinciales > Historias sanjuaninas

Guillermo Rojas, el joven que pasó de ser paciente a voluntario en FundaMe

Guillermo Rojas pasó más de la mitad de su vida siendo paciente oncológico y recibiendo la ayuda y contención de FundaMé. Una vez superado el cáncer, sintió que todo el amor recibido en la institución merecía ser devuelto y se convirtió en voluntario.

12 de diciembre de 2023
Guillermo Rojas lleva un año como voluntario luego de vencer el cáncer. (Foto: DIARIO HUARPE/ Gastón Vargas)

Durante su primer año, la vida golpeó fuertemente a la familia Rojas tras enterarse de que el pequeño Guillermo alojaba un tumor maligno en uno de sus testículos. Desde ese momento comenzó un largo recorrido para llegar al alta y superar el cáncer. En todo ese proceso, FundaMe, la institución que acompaña a niños y adolescentes oncológicos, acompañó al protagonista de esta historia, con contención y amor. Al cumplir la mayoría de edad, el joven sintió la necesidad de devolver todo lo recibido y tomó la decisión de convertirse en voluntario ayudando a otros a atravesar un proceso, para él, muy conocido.

Un pequeño bulto en uno de sus testículos inició una serie de estudios que arrojaron como resultado un cáncer. Allí, Guillermo comenzó el peregrinar por diferentes especialistas y hospitales, hasta el traslado y la permanencia durante ocho meses en el Hospital Gutiérrez, en Buenos Aires.

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Una vez en San Juan de nuevo, conoció a FundaMe, lugar que le dio la contención y el amor que se necesita para atravesar por la cruda enfermedad, no solo a él como paciente, sino también al grupo familiar con la asistencia de psicólogos y profesionales.

Todo lo recibido sin dudas marcó la vida de Guillermo y la semilla plantada, dio sus frutos. Al llegar a la mayoría de edad, el joven que actualmente tiene 19 años supo que quería formar parte de la organización. “Sentí la necesidad de devolver todo lo que me habían dado y poder ayudar a otros que estaban pasando por una situación que conocía muy bien”, contó a DIARIO HUARPE el joven que pasó de paciente a voluntario.

Guillermo colabora en todas las actividades de la fundación. (Foto: DIARIO HUARPE/ Gastón Vargas)

Guillermo se define como una persona tímida a la que le cuesta hablar, pero que al momento de interactuar y ponerse en el papel de voluntario, todos esos condicionamientos quedan atrás por un rato. “Recuerdo que el primer día que me tocó ir al hospital. Debíamos jugar y dibujar con los niños en la sala de espera. Como paciente me acuerdo de que era uno de los momentos más esperados porque los voluntarios te sacaban una sonrisa y te hacían jugar. Te daban una sensación de paz y tranquilidad. Por un rato te olvidabas que estabas ahí y quise hacer lo mismo en mi primera vez. Ese día me fui con el abrazo de uno de los nenes y supe que era lo que quería”, comentó.

Los voluntarios visitan periódicamente el hospital de niños. (Foto: DIARIO HUARPE/ Gastón Vargas)

Durante su tiempo como paciente, muchos de los voluntarios pasaron de ser simplemente personas que veía de vez en cuando, a amigos que lo acompañaron en el proceso y lo impulsaron a llenar el formulario de inscripción para ser parte de FundaMe.

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“Para mí lo más importante no son las palabras, sino las acciones, venir, participar y ayudar. Que sepan que pueden contar con vos. Ellos estuvieron para mí, yo tengo que estar para ellos. Cuando vi que me habían agregado al grupo, me dije: “Es mi momento, tengo que poder ayudar, es lo que quisiste, ahora te toca a vos”, es lo que siempre soñé”, aseguró Rojas con orgullo y emoción de poder hoy estar donde está.

La vida de un adolescente con cáncer

Guille, como le dicen en la fundación, es fanático del fútbol, y durante varios años de su niñez y adolescencia jugó en varios clubes, hasta que algunos efectos colaterales de las quimios, no le permitieron seguir.

“Las quimios me afectaron el corazón, descubrieron que tenía líquido. Desde ese momento no pude jugar más al fútbol, sin embargo agradezco estar acá, estar vivo. Pienso solo en lo positivo”, resaltó.

Sin poder desarrollar la actividad deportiva que ama, su vida continua igual y pasa entre la escuela secundaria, la típica vida social de un joven de 19 años y el voluntariado del que afirmó sentir pasión y una dedicación absoluta.

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