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Ser parte de 150 años de historia: egresados celebraron a la Escuela Industrial

Este 9 de diciembre la institución cumplió un siglo y medio. Un repaso desde sus estudiantes para entender qué es lo que despierta en sus egresados.

11 de diciembre de 2021

La Escuela Industrial Domingo Faustino Sarmiento (Eidfs) cumplió 150 años. Fundada en 1871, fue la primera escuela de formación técnica de la provincia y sirvió como base para la creación de la Universidad Nacional de San Juan. Creada por Domingo Faustino Sarmiento como la Escuela de Minas, la noche del miércoles 8 fue celebrada por los egresados de distintas promociones, desde 1949 hasta la 2020, que se reunieron en la víspera del aniversario.

Ahora bien, qué es lo que hace que los egresados vuelvan a la institución en cuanta oportunidad tengan. Qué es lo que impulsa a que en cada diciembre, cientos de adolescentes intenten ingresar a una escuela pública. Qué hay detrás de una institución que avanza con el tiempo, pero que mantiene su esencia. Por qué, aún sin haber pasado por la institución, las fotos y los relatos evocan una nostalgia que se instala en aquellos a quienes llegan.

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Ni la lluvia paró los festejos.

Para entenderlo DIARIO HUARPE conversó con tres generaciones de estudiantes para llegar al por qué “La Industrial” significa tanto para sus alumnos. Ellos son: Aomar “Pocho” Flores, egresado del 71 de Electromecánica; Claudia Acosta, egresada del 96 de Química Industrial e Ignacio “Nacho” Villegas, que acaba de terminar el segundo año del ciclo básico.

Primero, resumir 150 años de historia en unos cuantos párrafos es mirar por una cámara un atardecer completo. Esto es un pequeño recorte de voces, de vivencias, de tiempos. Un fragmento de memoria. Dicha la salvedad, comenzamos.

Vivir una parte de la vida ahí

Existen coincidencias en los tres relatos. Una de ellas es el tiempo que pasan ahí, dentro de la escuela, acompañados por sus pares, en esos años clave en los que se pasa de la niñez a la adultez, la adolescencia. Es ahí donde se forja el vínculo con la institución. Con las horas reloj en la escuela, con el frío de la mañana, con los bancos que parecen tener siglos, con los olores y sonidos de los talleres en las siestas.

Egresados del 71, a la que perteneció Flores.

“Pocho” rememora el tiempo en que estudiando también trabajaba. Claudia, en cambio, recuerda los días de la primavera y de lo difícil que fue el último año, porque le quedaron materias pendientes. “Nacho” recién está empezando a entender lo que significa ser parte de esa institución, pero ya vive los almuerzos en la plaza mientras se repasan los contenidos de alguna materia. Otra coincidencia que los relatos mantienen es la exigencia y la disciplina intelectual que exige la institución.

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Ustedes pueden

Potenciar, mostrar hasta dónde se puede llegar y lo que se puede hacer, otro de los pilares que sostienen ese sentido de pertenencia. Es que en los relatos cuentan gestas estudiantiles, con sus proyectos educativos, impulsados por ellos mismos, demostrándose así de lo que eran capaces. “Pocho” habla del COVE, la Comisión Organizadora de Viajes de Estudio que con un espíritu cooperativista permitía a los alumnos, a través de las ventas de rifas, realizar viajes a distintas partes del mundo. Gracias a ese viaje, “Pocho” conoció distintas ciudades de Europa. “Nacho” resalta el reto que significan las largas horas de estudio sumado a las actividades extracurriculares, más aún luego de un 2020 signado por la pandemia que no terminó de cerrar, por la lejanía de sus pares o la incomodidad de las clases virtuales.

Egresados del 96, promoción de químicos laboratoristas, a la que perteneción Claudia.

Ser egresado de la Industrial como logro personal

“Pocho” cuenta que su familia no siguió en la escuela, pero que uno de sus compañeros de promoción les trajo una buena noticia: “Entró, mi nieto entró”, cuenta y comparte la felicidad que se vivió en la promoción 71. Claudia sigue trabajando en la parte administrativa de la escuela, así que la nostalgia es su compañera.

En los tres relatos, distintos en su tiempo, similares en sus vivencias, rescatan que el sentido de pertenencia es tan grande que lo consideran como algo familiar. Incluso un poco más, porque pertenecer a la escuela fue algo buscado, algo ganado (para entrar hay que rendir un examen de los más complejos, pero que sienta las bases lógicas para comenzar el trayecto educativo), algo que llevan con ellos. Ese algo es una marca que se lleva con orgullo, formada por la especialidad seguida de la promoción, una llave que abre puertas a lugares impensados.

Aomar “Pocho” Flores

Algo para los que pasaron: “Hemos quedado marcados por esta escuela, porque hemos vivido los años más felices”

Algo para los que llegan: “Allí vas a aprender a compartir, a estar en grupo, en comunidad”

Claudia Acosta

Algo para los que pasaron: “Que vuelva, volver para recordar, porque es muy lindo. Al que se fue, que vuelva”

Algo para los que llegan: “Va a ser de las mejores cosas que te pasen en la vida”

Ignacio “Nacho” Villegas

Su paso por la escuela está empezando, está transitando el camino, pero ante la pregunta sobre si con dos años ya caminados, uno virtual y otro presencial, volvería a elegir la misma senda, su respuesta es un contundente “Sí, sin dudas”.

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