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Tras ser condenada, la preceptora rompió el silencio: “Hay gente muy arriba que tiene un montón de cosas gordas”

Natalia Arroyo fue condenada a tres años de prisión condicional. Apuntó contra los directivos del establecimiento y dijo que cumplía órdenes.

POR REDACCIÓN

18 de mayo de 2021

La preceptora Natalia Arroyo fue condenada a tres años de prisión condicional por haber falsificado documentos públicos para beneficiar a al menos cinco jóvenes para que logren egresarse de la escuela Presidente Néstor Kirchner desde el año 2015 al 2019. Luego de escuchar la acusación por parte del Ministerio Público Fiscal y la homologación del juez, la profesional rompió el silencio y apuntó contra sus superiores.

“Esto es una injusticia muy grande. Hay gente muy arriba que tiene un montón de cosas gordas, yo soy una simple preceptora que estaba trabajando”, explicó la mujer a DIARIO HUARPE.

Arroyo contó ella se desempeñaba como profesora de biología hasta que en el año 2017 tomó el cargo de preceptora del turno tarde, sin embargo al año siguiente pasó a la mañana en donde tuvo que obedecer órdenes de la directora, Patricia Salvatierra.   

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“Nosotros llenábamos los registros porque no sabíamos. La supervisora se tendría que haber llevado las cosas incompletas como estaban”, precisó.

La preceptora fue directamente contra sus superiores y dijo que el vicedirector “se lava las manos”. Aseguró que la sentencia es “injusta” y que en el banquillo de los acusados tendrían que haber estado otras personas.

La condenada contó que desconoce si hay más alumnos que fueron beneficiados con esta maniobra delictiva. “Los registros estaban incompletos desde el año 2015 a esta parte, mis compañeros no habían hecho las tareas. Se me ordenó y yo simplemente obedecí órdenes”, sostuvo.

Arroyo explicó que ella firmaba los papeles desde el año 2019. “Me agarró una tortícolis porque me tenía encerrada. Yo cerré todos los libros: notas que estaban con lápiz las pasé a tinta”, indicó.

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La preceptora confesó que Salvatierra le decía “dale, completá (los registros) que la semana próxima viene la supervisora. Tenés que tener los libros para ya”. La condenada dijo que era una presión constante. “No controlaba nada”, aseguró.

Contó que cuando fueron a detenerla durante la jornada del viernes a su mamá “casi la matan”. Alegó que sus padres son grandes y tienen problemas cardiacos. “La gente que me conoce sabe quién soy. Yo recibía órdenes, era la más eficaz, lo único que hacía era trabajar”, confesó.

Sobre el final y ya habiendo recibido la condena, la mujer dijo que no sabe cómo va a continuar su futuro laboral. Estará inhabilitada para ejercer cargos públicos durante los próximos seis años. “A la gente que fue tan maldita de haberme ensuciado como me ensuciaron ya tendrán su merecido”, concluyó.

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