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Política > PASO presidencial

A las urnas, para reordenar el tablero electoral hacia octubre

Este domingo, millones de argentinos votarán candidatos para las generales. Lo más importante: si los números reafirmarán la polarización o dejarán el camino abierto para más de dos fórmulas.

11 de agosto de 2019

Tras una campaña pobre en propuestas y marcada por una fuerte puja entre dos espacios que alimentan la polarización, los argentinos pasarán por el cuarto oscuro para el primer ensayo de las elecciones presidenciales. Se trata de una PASO particular, porque ninguno de los precandidatos tiene internas en su espacio y basta con que obtengan el mínimo de votos que exige la ley para pasar a la contienda final. Sin embargo, el resultado dejará sabor a definición para octubre o, al menos, una clara tendencia que amenaza con convertir a la general en una especie de balotaje.

Mientras el país mira el inicio formal de la carrera por llegar al sillón de la Rosada, hay dos pulseadas más que acaparan la atención. La que conjuga los gobiernos de Buenos Aires y Capital Federal, dominados hoy por el macrismo, y la que pone en juego el reparto de bancas de senadores y diputados nacionales, que pronosticará cómo sería la gobernabilidad durante los próximos 4 años. Aunque también son primarias y nada se definirá hasta octubre.

Los sondeos previos abonan la teoría de que todo se limita a dos alternativas. De un lado, Mauricio Macri y su precandidato a vice, Miguel Angel Pichetto (Juntos por el Cambio). Del otro, Alberto Fernández y su compañera Cristina Fernández de Kirchner (Frente de Todos). Dos modelos que se tiraron con todo en la campaña y que se presentan como antagónicos (lo son), a pesar de que en resultados de gestión comparten más de la cuenta.

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Los que llaman a la antipolarización son Roberto Lavagna, con Juan Manuel Urtubey para vice (Consenso Federal), Nicolás del Caño (FIT Unidad), Manuela Castañeira (Nuevo Más), José Luis Espert (Unir), Juan José Centurión (NOS), Alejandro Biondini (Frente Patriota), Juan Romero Feris (Partido Autonomista) y Raúl Albarracín (Movimiento de Acción Vecinal). “Que no te hagan creer que sólo hay dos alternativas”, replican a coro para convencer a los electores.

Como no había pasado nunca, las figuras que aspiran a ser vice se robaron gran parte de la previa. Cristina dio el primer golpe de efecto cuando tomó el centro del escenario que lidera por derecho propio y anunció que su candidato a presidente iba a ser Alberto, algo impensado para muchos por la munición gruesa que el exjefe de Gabinete de Néstor le tiró durante años.

El segundo remezón lo dio Macri, poniendo en su boleta al peronista Pichetto. El mismo que llegó a decir antes que el presidente iba a terminar en Comodoro Py al finalizar el mandato. Armados, ambos, maquiladas por la necesidad de llegar a sectores que en soledad serían esquivos.

Ninguno de los precandidatos tendrá el apuro de una competencia puertas hacia adentro. Los que representan frentes o partidos más modestos deberán remar a destajo para llegar al 1,5% de los votos que les de aire suficiente hasta la disputa final, la que es por los porotos.

El grado de concentración de votos que marcan todas las mediciones le dan un cariz distinto a la primera cita electoral. No es sólo “una gran encuesta”, como dicen los que reniegan del sistema electoral. El resultado podría condicionar la futura inclinación de los que elijan candidatos que terminen lejos de la punta y que queden con nulas chances de consagración. Motivar para octubre un recálculo de los que se inclinaron por salir de la grieta, fundado en las posibilidades de triunfo en primera vuelta de quienes sean los destinatarios de la frase “cualquiera, menos él (o ella)”.

Sobre el final de la campaña, más allá de las chicanas que reinaron, apareció una seguidilla extra de cruces que ponen sobre el tapete la legalidad e institucionalidad. Fueron por el escrutinio provisorio y la empresa contratada por el Gobierno para realizar esa tarea (Smartmatic). El macrismo asegura que todo será transparente y que no hay nada para sospechar.

Los opositores dudan del software que se utilizará y advierten que la firma venezolana (la misma que escrutó la elección que declaró vencedor a Maduro el año pasado). El tema quedó latente, con el riesgo de que el escrutinio recupere el centro de la polémica cuándo, en la madrugada, dé cuenta de quién resultó el más votado.

Cifra

32,06

Son los millones de argentinos habilitados para votar en las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias de mañana.

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