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Perdieron su trabajo en Falabella y ahora invirtieron juntos: “Vivimos el sueño propio, no el de otros”

Rubén Bretillot y Cristian Iturrieta compartieron más de 15 años en el local. Aceptaron el retiro voluntario de la multinacional y hace cuatro meses abrieron un café propio. 

26 de marzo de 2021

Rubén Bretillot y Cristian Iturrieta compartieron más de 15 años juntos en Falabella. No sólo fueron compañeros de trabajo en el local de la peatonal sanjuanina, que cerrará sus puertas de manera definitiva la próxima semana, sino que lograron generar una amistad que los llevó a compartir momentos como cumpleaños y fiestas. Hace cuatro meses abrieron el café bar Palermo, en calle Jujuy pasando Rivadavia, en el que invirtieron la indemnización.

“Yo llevaba 20 años trabajando en Falabella, cuando entró Cristian nos conocimos en la parte de telefonía del local. Era una isla cerrada, de pocos vendedores. Al principio éramos sólo compañeros, pero después se hizo una muy buena amistad”, cuenta Rubén que tiene 39 años y dos hijas.

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Cristian, de 36 años, casado y con dos hijos, lo interrumpe: “Yo entré en la parte de rincón juvenil, después en rincón dama y los últimos 10 años en electro. Hasta septiembre estuvimos en Falabella. Cuando nos ofrecieron el retiro voluntario lo aprovechamos para vivir el sueño propio, no el sueño de los otros. Hay otros chicos que también dejaron la empresa y la intención es sumarnos entre varios para emprender, no quedarnos con esto nada más. Hay que seguir viendo qué puede ser porque si nos va mal en el café queremos tener otra salida”.

Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE.

Si bien ambos coinciden en que extrañan algunas cosas de su antiguo trabajo, no se detuvieron a pensar en el pasado y de inmediato buscaron en qué invertir. ¿Qué mejor que en café después de beberlo durante años en los locales cercanos a Falabella? “Salió la oportunidad de este local, que anteriormente había sido un café, y todo fue cayendo de a poco. Lo fuimos armando, fuimos comprando los equipos hasta que abrimos hace cuatro meses”, añade Rubén en diálogo con DIARIO HUARPE. Además de ellos sumaron a Noelia Hidalgo como socia en el local y a quien conocieron a través de un amigo en común.

Si bien la situación por la pandemia, que indudablemente afecta la marcha de la economía, hizo que estos amigos se plantearan qué hacer con la indemnización recibida por parte de la multinacional, “fue animarse a soñar y nada más”, dijeron. “La decisión más difícil que tomamos fue aceptar el retiro voluntario porque después de tener un trabajo fijo, con obra social, con un sueldo que se pagaba el 1º de cada mes. Cuando aceptamos el retiro no era tan certero que cerrara la tienda. Hasta ahora no puedo creer que Falabella esté por cerrar en San Juan, más siendo una multinacional que está en Colombia, en Brasil y en otros países”, afirma Cristian.

Ahora con el café propio Rubén dice que aprenden algo nuevo todos los días, además que representa una responsabilidad mayor porque “no estamos trabajando para otro, es trabajar para uno mismo”.

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Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE.

“Muchos excompañeros todavía no se animan a invertir, eso creo que nos hace diferentes. Nosotros abrimos esto en el medio de la pandemia y sin saber qué puede pasar más adelante, pero creo que animarse es lo central”, afirma Cristian.

Su socio lo apoya: “El mensaje es que se puede. Por ahí muchos dicen que hay que irse del país, pero la verdad que hay que quedarse, invertir y trabajar aquí. También otros creen que es más fácil ir a un trabajo, cumplir y esperar el sueldo. Hay que sacarse el chip de empleado y ponerse el de emprendedor. Además, nosotros sabíamos que no íbamos a terminar jubilados como empleados de comercio”.

Finalmente, resaltan que Falabella les dejó un buen currículum con muchas capacitaciones y conocimientos que pueden implementar en este negocio propio. “Viene gente que nos reconoce como exempleados de Falabella, te recuerdan porque los atendiste y eso es lindo. Cuando nos despedimos, le di las gracias al gerente porque a los 20 años entré y eso me permitió comprarme mi primer auto, mi terreno, casarme y hacerme la casa. Ahora también me permitió invertir en mi negocio propio, yo veo el lado positivo de todo esto”, concluyen.

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