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Por la cuarentena, Julieta Noguera tuvo su fiesta de 15 con los vecinos: cada uno desde su techo
Fue en Pocito. Y terminó pronto porque cayó la policía. VIDEOS
POR REDACCIÓN
El reloj marcó las 0 del sábado 18 de abril y el sueño de la sanjuanina Julieta Abril Noguera se hizo extrañamente realidad. Porque la chica quería festejar su cumpleaños de 15, pero nunca pensó que lo haría en el techo.
Los días pasaban y la celebración se parecía a una utopía por la cuarentena decretada por la pandemia del coronavirus. Sus padres tuvieron que cancelar lo que habían planificado.
El papá, Enrique Noguera, notó que Julieta estaba triste porque no iba a tener su noche tantas veces soñada con familiares y amigos.
Y entonces todo cambió. Las vecinas Natalia Rosales y Micaela González fueron hasta el almacén que los Noguera tienen en su casa del barrio Soeme, en Pocito, y preguntaron por Julieta. Las atendió Enrique, y les contó lo del cumpleaños frustrado. A ellas se les ocurrió una idea:
-¿Por qué no se suben al techo esta noche y le cantan el feliz cumpleaños?
-¿Les parece?
-¡Sí! ¡Nosotros acompañamos desde nuestras casas!
La propuesta dio vueltas en la cabeza de Enrique: había una posibilidad de darle una linda sorpresa a su hija.
Cerró el negocio y habló con su esposa, Andrea Arredondo, y sus otros 2 hijos: Nasha de 13 y Nahuel de 9. Todos se entusiasmaron y empezaron a diseñar el plan cuando Julieta no estaba.
Andrea recurrió al grupo de WhatsApp con los clientes del barrio y los invitó a la fiesta. Para eso tenían que subir a sus techos a la medianoche. Y aportar buena onda, encendiendo las linternas de los celulares así simulaban estar en un salón de fiestas.
Enrique habló con un amigo y en menos de 2 horas tuvo listo un pasacalle con el mensaje más cariñoso.
Por la tarde, Federico Cortés, amigo y vecino, pasó por el almacén y se enteró de lo que se estaba cocinando. Y se copó para colaborar con la música y el sonido: hace 2 meses lanzó su propia banda, Ta'Copao.
Federico subió los parlantes al techo. Y recibió una misión especial: poner el tema No crezcas más, de Tercer Cielo, cuando Julieta apareciera. El pedido fue de Enrique: le trae muchos recuerdos de la adolescencia, cuando se transformó en papá. Él tenía 19 años y Andrea 18.
“Cuando la canción dice ‘siempre serás mi pequeña’ lo siento en mi corazón porque con mi esposa aprendimos de golpe a ser padres. Julieta nos enseñó todo lo que significa la vida”, cuenta Enrique a DIARIO HUARPE.
El sol empezó a ocultarse tras los cerros el viernes, y la cosa iba tomando forma. Enrique colocó una escalera en el fondo y limpió con un lampazo la membrana del techo, que se iba a convertir en una pista de baile. No había mesa dulce ni sillas decoradas: solamente 2 motores de aire acondicionado y el tanque de agua.
La familia se sentó a cenar. Y todo se estiraba y Julieta se preguntaba por qué.
“Pensaba que íbamos a salir a comer al fondo pero mis papás me decían que no, que esperáramos un ratito para comer después de las 12”, dice la chica.
Faltando pocos segundos para la medianoche, Andrea le dijo a Julieta que saliera y se subiera al techo. Ahí la esperaba Enrique: le dio la mano y de pronto empezaron a sonar los aplausos: eran los vecinos que se unían al cumple.
Micrófono en mano y parlantes a todo volumen, el DJ Federico empezó a arengar y la fiesta arrancó. Con Julieta en el centro, obvio. Ya no importaba la ausencia del vestido ancho y rosado que había elegido el año pasado. Estaba vestida de entrecasa: un short, una remera roja y unos gomones al tono.
“Lloré desde el primer momento. Ver todo lo que hizo mi familia me emocionó mucho. Nunca pensé en algo así... Lo recordaré por siempre”, dice.
Y de repente comenzó el baile, pero duró solo unos 40 minutos... porque la gente de otros barrios llamó al 911.
Cuando llegaron los policías, Enrique y Andrea les contaron el motivo del bullicio. Y los policías se dieron cuenta de que las 99 familias del barrio Soeme estaban compartiendo el momento con Julieta, pero cada una en su techo: nadie había violado la cuarentena. Solo pidieron que cortaran la música y se fueron.
Así se terminó la fiesta. Julieta agradeció a los vecinos y saludó a sus amigas, que le gritaban que la querían mucho. Después bajó del techo y se metió en la casa. Sobre la mesa de la cocina le esperaba otro regalo: las milanesas de mamá.