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Alarma en la ciencia: la vegetación en la Antártida se multiplica por el deshielo

La cubierta vegetal de la península Antártica se ha multiplicado por 10 en las últimas cuatro décadas, mientras la masa helada desaparece a un ritmo acelerado.

POR REDACCIÓN

06 de octubre de 2024

La Península Antártica, conocida por su paisaje helado, está mostrando signos de un cambio ecológico significativo: la vegetación está ganando terreno a medida que el hielo retrocede. Este "reverdecimiento" en uno de los lugares más fríos del planeta es interpretado como una clara evidencia de los efectos del cambio climático.

Un reciente estudio liderado por las universidades de Exeter y Hertfordshire, junto con el British Antarctic Survey, ha confirmado lo que muchos temían: la cubierta vegetal de la Península Antártica ha aumentado más de diez veces en las últimas cuatro décadas.

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Utilizando datos satelitales, los investigadores han demostrado cómo el calentamiento global está alterando uno de los últimos rincones vírgenes del planeta.

Un crecimiento inesperado y acelerado

En 1986, la vegetación en la Península Antártica cubría menos de un kilómetro cuadrado. Hoy, esa cifra ha superado los 12 kilómetros cuadrados. Este incremento, compuesto mayormente de musgo y líquenes, está siendo impulsado por temperaturas crecientes en una región históricamente inhóspita para la vida vegetal.

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"Lo que antes eran vastas extensiones blancas de hielo ahora muestra parches verdes que se expanden cada año", explicó el doctor Olly Bartlett, de la Universidad de Hertfordshire.

Este cambio tiene repercusiones más profundas: la vegetación altera el ecosistema local, afectando la biodiversidad de la región y su capacidad para reflejar la luz solar, lo que contribuye al calentamiento global.

Repercusiones ecológicas

El avance de la vegetación no solo está transformando el paisaje antártico, también trae repercusiones ecológicas importantes. La descomposición de la vegetación crea suelo fértil, lo que facilita la colonización de otras especies vegetales y, potencialmente, especies invasoras. Estas nuevas especies podrían alterar la biodiversidad local, poniendo en peligro a las especies nativas que han evolucionado en condiciones extremas.

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"La introducción de especies no nativas, ya sea accidentalmente por humanos o naturalmente por aves migratorias, podría tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas locales", advirtió el doctor Bartlett. Además, la vegetación también afecta el albedo de la región, es decir, la capacidad del hielo de reflejar la luz solar. Al reducirse el albedo, el calor absorbido aumenta, exacerbando el calentamiento local.

Cambios visibles desde el espacio

El cambio en la Antártida es tan notable que es visible desde el espacio. Las imágenes satelitales han mostrado el "reverdecimiento" de la península, que confirma la tendencia en marcha y su aceleración.

"Estas observaciones satelitales proporcionan evidencia clara del impacto del cambio climático en regiones remotas", destacó el doctor Thomas Roland, de la Universidad de Exeter.

Aunque el paisaje sigue dominado por hielo y nieve, la fracción cubierta por vegetación ha crecido significativamente en los últimos años, demostrando el impacto del calentamiento global incluso en las zonas más aisladas del planeta.

El efecto del albedo y la biodiversidad

Uno de los problemas más críticos es el cambio en la capacidad de la Antártida para reflejar la luz solar, conocido como albedo. Las superficies heladas reflejan hasta el 90% de la radiación solar, pero a medida que más vegetación cubre la región, la capacidad de la Antártida para reflejar la luz disminuye, contribuyendo al calentamiento global.

El cambio también afecta la biodiversidad. Las especies antárticas, adaptadas a condiciones extremas, podrían enfrentarse a nuevas amenazas con la llegada de especies invasoras. Estas últimas, que podrían ser introducidas por humanos o aves migratorias, son difíciles de erradicar y pueden alterar el delicado equilibrio ecológico de la región.

Un llamado urgente a la acción

El cambio en la Antártida es una advertencia de los efectos del calentamiento global. El crecimiento de la vegetación en la Península Antártica es una señal visible de un cambio profundo que está ocurriendo en todo el planeta. La cooperación internacional será clave para enfrentar estos desafíos y proteger la biodiversidad única de la región.

"El verde en la Antártida no es solo un signo de vida, es una señal de alarma", concluyó Roland. Este estudio subraya la urgencia de abordar el cambio climático de manera proactiva, con un enfoque en la conservación y sustentabilidad para preservar la integridad del planeta.

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