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Las cinco generaciones de una familia de San Juan que comparten el día a día
La mesa multitudinaria, el tejido y las comidas típicas unen los Silva, esta familia de San Juan conformada por de cinco generaciones. En estas vacaciones, se reunieron todas para que Elvira pueda conocer a su tataranieto. Conocé su historia.
Por Sol Manzano
De familia longeva y multitudinaria, María Elvira Godoy Olivares de Funes es una mujer de 92 años que recibió en estas vacaciones la llegada de su tataranieto para seguir con su descendencia y presenciar a la quinta generación de su familia. En su casa, junto a sus hijas, nietas, bisnietas y su pequeño tataranieto, recibió a DIARIO HUARPE y comentó cómo es tener una familia tan amplia, las costumbres que pasan de generación a generación y las anécdotas de las reuniones en las fechas patrias.
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En su cálida casa del barrio Chacabuco, en Desamparados, Capital, vive Elvira y contó a este medio que: “soy mamá, abuela, bisabuela y tatarabuela. Es una emoción enorme, de hecho tengo 14 nietos, 16 bisnietos y dos tataranietos”. Mencionó que una de las pasiones de ella, de entre tantas, es la cocina y que le gusta preparar riquísimos platos para toda su familia.
“Lo que nos une es la comida, mi especialidad son las empanadas, el arroz con pollo y el turrón de avena. Yo les digo a todos como hago las recetas, pero ellos me dicen que no les sale igual”, dijo la mujer, quien aseguran hace magia en la cocina. Por otro lado, entre risas y charlas, Elvira mencionó que tiene un especial amor por el tejido y por las plantas. De hecho, tiene la tradición de tejerles mantillones a todos los miembros que van llegando a este mundo. Dicha tradición se creó cuando nacieron sus hijos y desde allí comenzó a tejer para todos.
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Con familiares distribuidos en distintas partes de la Argentina, la abuela mencionó que siempre se juntan en su casa para comer. “Mi casa no es muy grande, pero el corazón sí”, finalizó.
La bisabuela es María Cristina Silva, de 65 años, quien remarcó que siempre han tenido la mesa extensa en los almuerzos familiares. “Mi papá y mi mamá tenían 11 hermanos cada uno, por lo que no es extraño que seamos muchos, lo extraño es cuando somos pocos en la mesa”, manifestó.
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“La abuela Elvira (por la tatarabuela) es el motor de toda esta familia. Nos gusta divertirnos, jugando al bingo o a la lotería. También nos gusta juntarnos a comer el tradicional locro en las fechas patrias. Un año organizamos un gran baile, el pericón. Nos organizamos días antes practicando y ensayando el baile. Fuimos bailando en orden descendente. Esa es una anécdota que voy a guardar y recordar toda la vida”, recordó Maria Cristina.
En la tercera generación se encuentra María Inés Peñalva, quien es la abuela y tiene 43 años. “Para mí todo esto de ser abuela es algo nuevo. Ciro ha llegado a la familia hace 41 días y estamos deslumbrados con la presencia de él y el rol importante que cumple en la familia, es el tataranieto de la abu Elvira”, expresó. Ciro Toro es el recién nacido que celebra la familia y que es de Córdoba, por lo que viajó en vacaciones de invierno para conocer sus raíces y ser presentado a sus familiares.
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“Elvira siempre está atenta a todo y quiere que todos los miembros de la familia tengan algo de ella, por lo que le teje sus mantillones para que queden en la familia. Acá la solidaridad, el amor y la unión son los valores más importantes para poder lograr todos los objetivos y metas que nos proponemos”, manifestó María Inés.
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Destacó la particularidad de ser nieta y abuela a la vez. “Es algo maravilloso porque estamos con la abuela y le digo ‘ay abuela esto’ y a Ciro le digo que su abuela, o sea yo, le ha preparado la mamadera. Es una sensación divina el yo tener a mi abuela y que Ciro tenga a su tatarabuela. Ella me ha enseñado todo lo que sé y yo quiero transmitirle lo mismo a mis hijos y a mis nietos. Muchas veces le llamo para consultarle sobre recetas o remedios cuando los chicos se enferman”, finalizó.
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Por último, uno de los últimos eslabones de la cadena es Natalia Funes, la mamá del pequeño Ciro. Si bien ella es hija política, es considerada una más de la familia y es quien trajo al mundo al bebé. Nacida en Córdoba, Natalia mencionó que vivió un gran cambio al pasar de una familia chica a ser recibida en una familia multitudinaria. “Yo vengo de una familia constituida por mamá y papá y fue hermoso ver como al instante que se enteraron de que estaba embarazada me llenaron de regalos, alegría, comenzaron a tejer y se preocupaban mucho por él. Es hermoso ver como todos se han juntado para conocerlo, nunca me falta una llamada preguntándome cómo está el bebé”, dijo la cuarta generación.
Cuando Natalia llegó con Ciro a San Juan, la familia los recibió con los brazos abiertos y los platos llenos. “Yo soy más del team de los que vienen a comer y no tanto de cocinar”, dijo entre risas la cordobesa. “Yo soy más de ese grupo, pero lo cierto es que no hay forma de llegarle al lado a la abuela por más que nos den las recetas, su comida tiene una esencia particular”, finalizó.
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En el último lugar y con 41 días de nacido se encuentra Ciro Marcelo Toro Funes, el pequeño cordobés que vino a San Juan a conocer a su tatarabuela Elvira. En un futuro, el pequeño tendrá muchos recuerdos de quien comenzó una gran generación de una familia unida por el amor, la comida, la simpatía, el trabajo y la unión.