Publicidad

Eco Huarpe > Tras la denuncia de la ONG

Confirman que en San Juan no se analiza la carne de las carnicerías

La denuncia de la ONG Sala de Emergencias San Juan, que expuso la falta de herramientas para detectar si la carne vendida en carnicerías es de vaca, caballo, perro o gato, fue confirmada por funcionarios provinciales: "San Juan carece de reactivos y laboratorio para la tipificación de especies cárnicas".

01 de octubre de 2024
En un contexto donde el robo de caballos, la matanza clandestina y la comercialización ilegal de su carne son temas de creciente preocupación en la provincia.

Lo que comenzó con la denuncia pública realizada en DIARIO HUARPE por Emilia Merino, miembro de la ONG Sala de Emergencias San Juan, terminó siendo confirmado por funcionarios del Ministerio de Producción y Salud: "En la provincia, no hay reactivos ni equipamiento para determinar si la carne que se vende en las carnicerías proviene de vacas, caballos, perros o gatos". Admitieron la falta de infraestructura para controlar la calidad de la carne que circula en el mercado interno de la provincia.

“Lo que manifiesta la señora Merino es correcto. En San Juan no existe un laboratorio que permita realizar la tipificación de la carne para saber de qué especie es, sea caballo, perro, gato o burro. Para poder hacer un análisis, tenemos que enviar las muestras al laboratorio central del Senasa, que se encuentra en Martínez, Buenos Aires”, dijo a DIARIO HUARPE Mauro Riveros, jefe del Servicio Veterinario de Inspección Sanitaria, del Ministerio de Producción.

Publicidad

Esta confirmación oficial le da peso a la denuncia inicial de Merino y plantea serios cuestionamientos sobre la capacidad de la provincia para fiscalizar el origen de la carne que consumimos los sanjuaninos y sanjuaninas, en un contexto donde el robo de caballos, la matanza clandestina y la comercialización ilegal de su carne son temas de creciente preocupación.

Un sistema poco práctico

Riveros explicó que, aunque el proceso para enviar una muestra al laboratorio central del Senasa no es complicado, involucra una logística que, en muchos casos, retrasa la respuesta y deja al sistema de control vulnerado.

Publicidad

“La carne debe ser enviada en las condiciones correctas de temperatura, con la rotulación adecuada y una descripción del procedimiento de incautación. Y una vez en el laboratorio de Senasa, se realiza la tipificación para determinar la especie”, detalló Riveros. Esto, sumado a la distancia y los tiempos del traslado, plantea una traba considerable para detectar rápidamente si la carne vendida en San Juan es de origen ilegal.

Además, el funcionario destacó que el envío de muestras puede hacerse de manera oficial o particular. En el caso de la señora Merino, por ejemplo, si hubiera notificado a las autoridades sobre su sospecha, se podría haber iniciado una inspección oficial y enviado la muestra al laboratorio. Sin embargo, sin una denuncia formal, no es posible actuar. “Lo ideal es que nos avisen para que nosotros hagamos la inspección oficial, y de esa manera, enviar la muestra”, agregó Riveros.

Verdad irrefutable

Por su parte, Salomé Rodríguez, bromatóloga de la División de Alimentos del Ministerio de Salud Pública, también se refirió a la falta de recursos para detectar carne de caballo en las carnicerías. “Los relevamientos que nosotros hemos hecho son enfocados en la higiene o la falta de habilitaciones de los comercios, pero respecto a la faena de caballos, no tenemos los medios para comprobar si la carne es de vacuno o equino”, reconoció con franqueza la funcionaria.

Publicidad

Desde luego, esta situación expone una preocupante realidad en el control de la carne que se comercializa en la provincia, porque las inspecciones sanitarias no pueden garantizar que los productos cárnicos sean seguros para el consumo.

En un mercado donde el robo y la matanza clandestina de caballos ya es una verdad irrefutable, la falta de tipificación de especies representa un peligro potencial para la salud pública.

La necesidad de un laboratorio en San Juan

Frente a esta deficiencia, tanto Riveros como Rodríguez coincidieron en la necesidad de que San Juan cuente con un laboratorio propio para la tipificación de especies.

“Sería muy importante contar con un laboratorio específico en la provincia para evitar trasladar las muestras a Buenos Aires, lo que implicaría un ahorro en tiempo y logística”, señaló Riveros y en la misma línea lo hizo Rodríguez.

Además, Riveros aseguró que no sería costoso equipar un laboratorio en la provincia. “Las instalaciones ya existen, solo hace falta la aparatología y los insumos para realizar estos diagnósticos”, explicó.

Un laboratorio local permitiría identificar rápidamente si la carne proviene de burro, guanaco, perro, gato o cualquier otra especie, siempre que se cuente con el reactivo adecuado.

Un reclamo urgente

La denuncia de Emilia Merino y la confirmación de las autoridades subrayan una falencia grave en el sistema de control alimentario de San Juan. Mientras los consumidores continúan expuestos a comprar carne de origen desconocido, la provincia carece de los recursos para garantizar la seguridad de los productos cárnicos que se comercializan.

La creación de un laboratorio propio se ha vuelto una necesidad para poder enfrentar de manera efectiva la matanza clandestina y la comercialización ilegal de carne.

Publicidad
Más Leídas
Publicidad

ÚLTIMAS NOTICIAS