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Sequía en San Juan: destinaron 0,7 hm³ al acuífero, pero faltan 300 hm³

Las autoridades enviaron agua por el lecho del río que antes hubiera alcanzado el puente de Albardón, pero el terreno absorbió todo antes, por el bajo nivel del acuífero.

14 de julio de 2023

Una limpieza que debería ser de rutina, pero demoró cinco años en realizarse por la crisis hídrica, dio una oportunidad única para recargar, aunque sea muy poco, el acuífero de San Juan. Se trata de la limpieza y control del descargador de fondo del embalse de Ullum y del sistema del dique Ignacio de la Roza, que permitieron que corra agua por el lecho del Río San Juan, algo que no sucedía desde 2018.

Este miércoles 12 de julio las autoridades de Hidráulica y Recursos Energéticos dejaron salir 100 metros cúbicos (m3) de agua por unas tres horas del embalse. Al no haber riego programado, todo el volumen de agua escurrió por el cauce natural del río pasando el dique nivelador, en lugar de ser desviado a los canales.

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Esto permitió que por primera vez en años esa zona reciba agua y, debido a que es el área de recarga del acuífero, pueda bajar a las capas más permeables. Lo que sucedió mostró a las claras la necesidad que tiene el ciclo natural: toda el agua se infiltró antes de llegar a calle Salta, pero solo llegaron algunos hilos. Años anteriores, el mismo caudal alcanzaba para pasar el puente de Albardón y en años húmedos un poco más.

El tramo que está entre el dique Ignacio de la Roza, y hasta pasando el puente de la Ruta 40, es la zona de mayor recarga del acuífero. Esto quiere decir que tiene una alta permeabilidad y funciona como una esponja que absorbe y luego distribuye a la reserva natural subterránea de San Juan. Lo que corre por esa zona del río beneficia el llenado hasta en zonas alejadas al sur-este de la provincia, porque permite una recarga rápida.

Pero por el uso que se les da a los embalses y debido a que hace años casi toda el agua se destina riego, la mayor reserva de agua dulce de San Juan está en claro descenso. Ramiro Cascón, secretario del Agua de San Juan, explicó que calculan que la cantidad de agua disponible bajó más de 300 hm³ (hectómetros cúbicos) durante el último periodo de sequía.

La recarga de este miércoles, si bien es útil porque fue la primera en cinco años, solo habría aportado unos 0,7 hm³, calculan los técnicos. Está muy lejos de ser una solución o de generar un impacto a largo plazo. Solo en la temporada 2022 calculan que del acuífero se extrajeron unos 100 hm³ para complementar el riego con las perforaciones públicas. Este valor no tiene en cuenta cuánta agua obtienen los productores de los pozos privados.

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La larga tarea de recuperar el acuífero

Si bien hay estudios que está realizando el INA Cras para calcular cuán afectado está el acuífero del Gran San Juan por los últimos años de sequía, todavía no hay datos exactos de cuánto tiempo tomará recuperarlo.

La reserva subterránea de agua de San Juan es una de las grandes riquezas estratégicas que tiene la provincia. Debido a una geología privilegiada, existe un acuífero de excelente calidad y grandes dimensiones, algunos estudios hablan de 179.000 hm³ en total.

Pero de esto, solo la parte que está más cerca de la superficie es accesible. En los últimos dos años, con el uso intensivo que se hizo en la sequía, cada vez más productores y uniones vecinales se quedaban con sus perforaciones inutilizadas por lo mucho que bajó el nivel.

La única forma de mantener esta reserva es permitir que a cada cierto tiempo circule agua por el lecho del río, permitiendo la recarga natural. Pero si todo lo que se acumula en los embalses se destina a riego, el agua no puede cumplir con su ciclo natural y aumenta el riesgo de sobre explotación del recurso.

Ramiro Cascón explicó que la solución a esto es hacer un cálculo y planificación plurianual. Esto significa que las autoridades gestionen el agua de tal manera que cada año se destine un porcentaje de lo que trae el río para el riego, otro para el uso humano, una parte para reservar en los embalses y finalmente un porcentaje para dejar correr naturalmente y que el acuífero se recargue.

Decidir sobre qué hacer con el agua anticipándose a lo que vendrá permitiría que no se agoten las reservas en los años ricos y esto permita guardar para periodos secos. Esto, por ejemplo, podría haber evitado un uso excesivo en el periodo 2016-2018, cuando aumentó el nivel de los embalses y guardar para la actual crisis hídrica, la peor del siglo.

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