Por el coronavirus, 502 sanjuaninos perdieron la vida

En marzo del año pasado, la pandemia por el Covid-19 había alcanzado a la Argentina y San Juan se fue preparando para afrontar el difícil desafío de contener al virus y asistir a las personas. Dentro de esos preparativos, Salud Pública compró en su momento 400 bolsas mortuorias para tener y usar en caso de ser necesario. Hoy, la provincia llegó a las 500 víctimas fatales por el Covid.

El parte oficial del Ministerio de Salud Pública de San Juan confirmó este jueves cuatro nuevas fatalidades a consecuencia del coronavirus. Según se detalló, fueron un hombre de 82 años, oriundo de Santa Lucía, que estaba internado en la Clínica Santa Clara; una mujer de 73 años, de Rawson, internada en la Clínica Santa Clara; una mujer de 66 años, de Capital, internada en el Hospital Privado; y un hombre de 56 años, de Rawson, internado en el Hospital Doctor Guillermo Rawson.

A principios de la cuarentena en 2020, la ministra de Salud Pública, Alejandra Venerando, comentó que sobre una población estimada 750.000 sanjuaninos, habría alrededor de 40.000 infectados con el virus. De estos, el 20% (8.000 personas) van a requerir atención médica. De esos preveían que 1.800 estén internados: 1.300 en forma moderada y 500 en terapia intensiva.

Por otro lado, la jefa de Epidemiología, doctora Mónica Jofré, confirmó la compra de 400 bolsas mortuorias por si habían fallecidos a causa del virus originado en Wuhan, China. A cinco meses de aquella preparación, por si había muertes, se registró el primer fallecido. Fue un 24 de agosto, a los pocos días de que se conociera el brote de Covid en Caucete, y se trató de un hombre de 74 años, oriundo de aquel departamento. La confirmación de que fue por Covid se dio con un hisopado post mortem.

De ahí en más la situación escaló. Los brotes en los geriátricos hicieron subir la fatídica estadística, pero no se limitó solo a esas personas mayores de edad, sino que afectó a adultos de todas las edades, siendo la víctima más joven un hombre de 23 años edad.

Tal fue el crecimiento, que al 29 de octubre del año pasado, San Juan ya registraba poco más de 100 sanjuaninos fallecidos por el Covid.

Con ese panorama, tomando dimensión de las consecuencias graves que puede causar el Covid, y en sólo seis meses, la cantidad de muertos ya alcanzó la cifra de 500. Un número que nadie quería, pero que hoy es una realidad.

Historias, no solo números

Olga Prado es una vecina del barrio Justo P. Castro,  de Caucete. Fue el primer barrio aislado al detectarse el brote de Covid en aquel departamento. Ella vivió en carne propia el dolor de perder a un ser querido por el virus: la víctima fue su cuñado Domingo Ibiza, de 74 años.

Domingo  fue el caso que alertó a la comunidad sobre la circulación comunitaria del virus. “No pensábamos que este iba a ser el primer barrio aislado y  que el primer fallecido fuera mi cuñado”, dijo a DIARIO HUARPE.

Olga contó que Domingo estuvo dos veces internado con problemas respiratorios y falleció en el Hospital César Aguilar. Su muerte dejó un tendal de especulaciones sobre cómo se contagió. En un primer momento las autoridades provinciales dijeron que el contagio provino luego de un ingreso clandestino a San Juan en donde traían leña. Si bien el hombre trabajaba en un corralón muy popular en la zona, Olga negó que esta hipótesis fuera cierta.

“Nada de lo de la leña que traían en carretela por campo traviesa es verdad. Él no tenía el corralón desde enero. Mi suposición es que se contagió cuando fue al hospital. En la familia no se contagió”, resaltó.

Otro caso de estos 502 fue el doctor Guillermo Tinto, el primer médico cuya vida se cobró el coronavirus. Desde las gremios de salud transmitieron sus condolencias y dolor ante la muerte de uno de los profesionales.

"La salud de San Juan está de luto por el fallecimiento del doctor Guillermo Tinto. Primer trabajador de la salud fallecido", decían desde el sindicato Asprosa.

Estas son solo algunos de los nombres de las víctimas que se cobró el virus, desde que se desató en San Juan el año pasado y cuyo alcance todavía es incierto. El camino es cuidarse, restando lo que indican las autoridades sanitarias y así, esperar, que el número de víctimas no crezca mucho más.