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Dormir bien es salud: cuánto deberíamos descansar y qué pasa si no lo hacemos

La falta de sueño afecta la memoria, la concentración y puede desencadenar trastornos psiquiátricos. La neuróloga Julieta Quiroga estuvo en el living de Yo Te Invito y explicó por qué dormir bien es esencial para la salud física y mental.

POR REDACCIÓN

12 de abril de 2025
La doctora en el programa Yo te Invito. Foto: captura. 

Dormir se ha convertido en una especie de lujo para muchas personas. En un mundo atravesado por el estrés, el exceso de pantallas y la sobrecarga de actividades, el descanso reparador se vuelve cada vez más difícil de alcanzar. Según explicó la doctora Julieta Quiroga, neuróloga especializada en trastornos del sueño, “dormimos como vivimos, a mil por hora”. La especialista estuvo como invitada en el programa Yo Te Invito, conducido por Ana Paula Zabala y Alejandro López que se emite por el canal 19.2 de la TDA en los estudios de Huarpe TV. 

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La especialista advierte que cuando no descansamos adecuadamente, nuestro cuerpo responde como si estuviera en peligro constante. “Aumenta la adrenalina, sube el cortisol y se genera un estrés interno sostenido”, señala. Esta situación puede afectar desde la concentración hasta la memoria, ya que “estas funciones son las últimas en desarrollarse y las primeras en resentirse ante la falta de sueño”.

Las etapas del sueño y su importancia

“El día tiene una actividad en el cerebro, y en el sueño ocurren otras. Por eso es tan importante cumplir todas las fases”, explica Quiroga. Durante la noche atravesamos dos grandes tipos de sueño: REM y no REM. Si esas etapas no se completan correctamente, el descanso no es efectivo. “Podemos dormir tres horitas y funcionar, pero lo que no va a funcionar es la memoria y la concentración”, advierte.

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¿Cuánto deberíamos dormir?

El ciclo biológico del sueño varía con la edad. Un bebé necesita entre 15 y 17 horas diarias (no seguidas), los niños pequeños requieren siestas, y los adolescentes deberían dormir unas 9 horas por noche. Sin embargo, muchas veces eso no ocurre. “Hay un fenómeno llamado ‘atraso de fase’, que hace que el sueño aparezca naturalmente más tarde en los adolescentes. Aun así, la escuela comienza a las 7 de la mañana. Debería empezar más tarde”, sugiere.

En los adultos, el promedio ideal es de 7 horas nocturnas. “No importa tanto la hora exacta en que uno se duerme, sino que se respeten esas horas y se cumplan las etapas del sueño”, explica Quiroga.

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Insomnio, pantallas y hábitos

Una de las consultas más frecuentes es el insomnio. Para combatirlo, la clave está en establecer rutinas de sueño. “Hay que evitar el uso de pantallas antes de dormir porque despiertan al cerebro”, subraya. También se recomienda abolir los estimulantes por la tarde, como café, té, mate y chocolate, y mantener un horario fijo para irse a dormir y levantarse, incluso los fines de semana.

La neuróloga insiste en que “no importa quedarse despierto hasta tarde, lo que importa es que el cerebro asocie el lugar con dormir. Como los niños, necesitamos una rutina marcada”. También sugiere eliminar pantallas del dormitorio.

¿Dormir siesta es bueno?

Según Quiroga, la siesta no es ni buena ni mala en sí misma: depende de cada persona. “Si no tenemos trastornos del sueño, una siesta de 40 minutos o una hora está muy bien. Para quienes tienen insomnio, es mejor hacer actividad física en ese horario”.

¿Todo sueño es buen sueño?

No siempre dormir muchas horas garantiza un buen descanso. Existen trastornos como la apnea del sueño, común en personas con sobrepeso y cuello corto, que provoca microdespertares sin que la persona lo recuerde. “Se duermen rápido, roncan y hacen apneas. En un estudio de polisomnografía se detecta que nunca descansaron bien”, explica.

En estos casos, es común que quienes padecen apneas usen fármacos como el clonazepam para dormir, pero esto es contraproducente. “Está contraindicado porque puede empeorar el cuadro y generar consecuencias graves como un paro cardiorrespiratorio”, advierte la médica.

¿Qué se puede hacer?

Existen estrategias naturales que ayudan: mantener una buena higiene del sueño, usar la luz solar como despertador natural, evitar actividades intensas a última hora, y en algunos casos, recurrir a suplementos como melatonina, siempre bajo supervisión médica.

“Dormir no es ser vago, es una necesidad biológica. Es el momento donde el cuerpo y el cerebro se reparan. No deberíamos quitarle valor”, concluye la neuróloga.

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