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“Las condiciones las tenemos acá”: por qué San Juan fue clave para Heron
El observatorio Heron exigirá estudios técnicos y logísticos complejos antes de su instalación en zonas de montaña. La UNSJ tendrá un rol clave en la etapa inicial.
Si bien la elección de San Juan como sede del observatorio internacional Heron fue celebrada por la comunidad científica y las autoridades provinciales, el verdadero desafío recién comienza. La instalación de este proyecto de vanguardia, que cuenta con 14 millones de euros de financiamiento del Consejo Europeo de Investigación, demandará años de estudios técnicos, decisiones logísticas complejas y trabajos en zonas de difícil acceso, en plena geografía cordillerana.
“El financiamiento ya está aprobado, pero ahora empieza la etapa más compleja, que es definir el lugar exacto y estudiar todas las condiciones técnicas necesarias para instalar el observatorio”, explicó el secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de San Juan, Germán Von Euw, al programa San Juan en Noticias, en Radio Mitre 95.1.
Durante los primeros 18 meses, el trabajo estará centrado en relevamientos, estudios de suelo, impacto ambiental y análisis de factibilidad. Recién hacia fines de 2027 o comienzos de 2028 se prevé iniciar la instalación de las estaciones que conformarán Heron, con el objetivo de que el observatorio esté plenamente operativo dentro del plazo total de seis años que contempla el financiamiento europeo.
Una geografía ideal, pero exigente
Heron no es un observatorio tradicional. El proyecto requiere una geografía muy específica: dos cordones montañosos separados por un valle, amplias extensiones y muy baja contaminación electromagnética, condiciones indispensables para detectar señales extremadamente débiles provenientes del universo.
“Este proyecto necesita dos cordones montañosos separados por un valle, y esas características las tenemos tanto en la precordillera como en las Sierras de Valle Fértil”, señaló Von Euw, quien remarcó que no son muchos los lugares en el mundo que reúnen esas condiciones naturales.
Esa ventaja comparativa fue clave para que San Juan se impusiera entre más de 700 propuestas internacionales. Sin embargo, también implica desafíos importantes: accesos complejos, grandes distancias, alturas variables y la necesidad de montar equipamiento que deberá operar de manera autónoma.
“No es sencillo llegar a esas alturas, instalar antenas autónomas y garantizar que todo funcione correctamente durante años. Por eso se necesitan muchos estudios previos”, advirtió el funcionario.
Un observatorio distribuido en la montaña
El diseño de Heron contempla la instalación de 360 estaciones autónomas, compuestas por antenas y detectores, distribuidas a lo largo de unos 100 kilómetros, entre los 500 y 1.500 metros de altura. Estos dispositivos permitirán detectar neutrinos de ultra alta energía, partículas subatómicas que funcionan como verdaderos “mensajeros del universo”.
“Estamos hablando de una nueva forma de astronomía, de la frontera del conocimiento. Esto nunca antes se hizo de esta manera”, afirmó Von Euw, al destacar la magnitud científica del proyecto.
Cada estación enviará información a una central de procesamiento que se construirá en la zona elegida, mientras que parte del análisis se realizará en instituciones de Argentina, Francia, España y Estados Unidos, que integran el consorcio internacional liderado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
En esta etapa inicial, la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) tendrá un rol clave. Su experiencia en geología, ingeniería y ciencias básicas será fundamental para acompañar los estudios técnicos y aportar recursos humanos locales.
“Por eso también está sentada en la mesa la Universidad Nacional de San Juan, con toda la experiencia que tiene en las distintas áreas que involucra el desarrollo de este observatorio”, subrayó Von Euw.
Mano de obra sanjuanina
Más allá del impacto científico, Heron también tendrá un efecto directo en la provincia. La logística, los accesos, los servicios y el mantenimiento del observatorio demandarán mano de obra local.
“Toda la logística, el acceso a los lugares, los estudios de dominio y los servicios asociados se van a contratar en San Juan”, aseguró el secretario, y agregó que el antecedente del observatorio Pierre Auger, en Malargüe, demuestra el potencial de este tipo de proyectos para generar desarrollo territorial.
Con Heron, San Juan enfrenta el desafío de llevar la ciencia a la altura de su geografía. Un proceso largo, técnico y exigente, que busca convertir a la cordillera en una plataforma desde donde observar —y comprender— los fenómenos más profundos del universo.